Alegría entre los seguidores de Ignacio Fernández Toxo y algunas lágrimas entre los de José María Fidalgo, hasta ayer secretario general de Comisiones Obreras (CCOO). El aspirante, y a partir de hoy líder del sindicato, logró vencer al que ha dirigido durante ocho años la central por unos exiguos 28 votos, es decir, por 512 frente a 484, apenas el 51,4% del total. La mayoría del 9º Congreso Confederal castigó a Fidalgo por lo que considera un sistema de gobierno personalista que ha dejado de lado a las organizaciones. Además, Toxo logró introducir 22 miembros en la nueva ejecutiva, de los 43 posibles.

Poco antes de comenzar la votación, Fidalgo puso de manifiesto, de nuevo, su peculiar talante, ante los 1.001 delegados que debían votarle, al afirmar que no necesitaba defender su candidatura porque "es inatacable". Fidalgo se mostró "profundamente orgulloso" de su propuesta de ejecutiva y aseguró que era "nueva, sólida, sin fisuras... aunque no todos pensemos lo mismo".

Fidalgo quería salir al paso de las críticas que Toxo le ha hecho sobre la falta de pluralidad en la ejecutiva. Además afirmó que su candidatura no estaba anclada "en el aire, en el viento o en el ya veremos", sino en el programa de acción del sindicato.

El segundo mensaje que quiso enviar Fidalgo fue el de la continuidad. En su opinión, CCOO quiere una ejecutiva que ofrezca "seguridad, claridad y previsibilidad", para enviar esta misma imagen a los trabajadores.

Pero, a la vista de los resultados, se equivocó. La propuesta de Toxo se dirigió justo en sentido contrario. En su opinión, el sindicato tiene que dar respuestas a los nuevos retos derivados de la crisis económica y a los "desafíos" que se le vienen encima a los trabajadores.

CAMBIOS A su juicio, el sindicato no ha ido al mismo ritmo al que ha cambiado el mundo laboral, por lo que pidió una nueva articulación de la negociación colectiva y reformas para reforzar el papel de los sindicatos.

Toxo se extendió mucho en que CCOO debe reinterpretar su sentido confederal, ya que no actúa en el Estado-nación predemocrático, sino en un país descentralizado, "en un Estado federal, aunque no se reconoce".

Su propuesta es no seguir dirigiendo CCOO "como hace 15 o 20 años" y renovar el convencimiento interno, dentro de las organizaciones, de que "intentamos integrar el interés de una parte los trabajadores en el denominado interés general, pero este sindicato tiene intereses de la parte que representa".

Toxo hizo una promesa: "Que no habrá guerras, que no habrá fractura" después del congreso. También pidió que, tras la votación, se acabe con "las zonas de exclusión y con los corralitos".