Los trabajadores españoles son los terceros menos cualificados de toda la Unión Europea (UE), solo por detrás de Grecia e Italia. Así lo constatan los datos referentes al 2020 publicados recientemente por el Centro Europeo para el Desarrollo de la Formación Profesional (Cedefop); que dan al sistema español una puntuación de 31 sobre 100. La falta de inversión pública, una ineficiente conexión entre la escuela y el mercado de trabajo y el elevado abandono escolar son algunas de las causas en las que coinciden las diferentes fuentes consultadas.

El Cedefop mide la habilidad o cualificación (skills, en inglés) de los trabajadores no tanto en la cantidad de títulos acumulados, sino en función de cuan habilidosos son, así como consiguen conectar sus conocimientos con las demandas del mercado laboral.

En este sentido, España apenas ha mejorado sus registros en los últimos años. El pasado estudio del Cedefop, referente al 2018, daba a España un 23 sobre 100; en última posición, compartida con Grecia. «Nos encontramos ante la paradoja de que nunca habíamos tenido tantos titulados universitarios, pero muchos de ellos acaban en un trabajo para el que están sobrecualificados», apunta el profesor de economía del trabajo de la UB, Joan Antoni Alujas.

«aparente» / Dicha paradoja se conoce como la «sobrecualificación aparente», pues el hecho de tener a personas con formación universitaria recolocados en posiciones para las que no tienen una formación específica provoca un resultado productivamente ineficiente. Una falta de conexión entre oferta y demanda que lleva reprochándole Bruselas a España en sus últimas evaluaciones del semestre europeo y que explica, en parte, la persistencia de altas tasas de paro en el presente ciclo expansivo del empleo.

La falta de cualificación media de los trabajadores españoles se explica por un enfoque ineficiente, aunque también por una falta de formación. El abandono escolar ha vuelto a repuntar en el presente ciclo de crecimiento económico, pasando del 17% en el 2018 al 19% en el 2019; según Idescat.

La inestabilidad política que vive España durante los últimos años no ha contribuido a mejorar dichos registros. Los recortes no revertidos en materia de inversión pública en educación y la falta de una estrategia definida en formación profesional son, dice Ricard Bellera, de CCOO, uno de los principales lastres para mejorar las skills de los españoles.

Y la conexión entre habilidades y mercado laboral no solo falla entre los más jóvenes, sino también en los que hace años que abandonaron la escuela y precisan de una formación continuada. «El gasto en políticas activas de empleo sigue siendo bajo y tiene una efectividad limitada», le recriminaba la Comisión Europea a España en su última evaluación, en febrero. Las cifras de los servicios públicos de empleo en cuanto a solución para los desempleados tampoco ayudan. «En el 2018, el porcentaje de parados que encontraron un trabajo mediante los servicios públicos de empleo continuó siendo del 3%, el más bajo de la UE.