El tira y afloja que mantienen Grecia y los mercados financieros registró ayer un nuevo episodio. La deuda y la renta variable experimentaron turbulencias considerables que se extendieron a los mercados de los países periféricos de la zona euro. Aunque se contuvieron ligeramente tras el mensaje del presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, en el sentido de que Grecia no suspenderá pagos por no poder hacer frente al pago de su deuda.

La prima de riesgo de los bonos de Portugal, Italia, Grecia y España (pigs , según la terminología de la prensa británica) volvió a subir ante las dudas de los inversores sobre la capacidad del país heleno para conseguir financiación. Así, el diferencial del bono a 10 años con el alemán aumentó hasta los 440 puntos básicos, aunque llegó a subir a 456, su máxima diferencia desde la llegada del euro. También la bolsa griega encajó descensos cercanos al 4%. Así, el diferencial del bono español subió a máximos de un mes y medio, mientras que la bolsa descendió el 1,03%, en línea con la mayor parte de las plazas europeas, igualmente afectadas por la situación del país del Egeo.

El presidente del BCE aportó su granito de arena para intentar calmar a los mercados en la conferencia de prensa que siguió a la reunión del consejo de gobierno en el que se mantuvieron los tipos de interés en su nivel actual del 1%. Trichet consideró el compromiso del Gobierno griego de reducir su déficit fiscal de "muy serio" y "factible", ante la reiterada desconfianza de los mercados. Así, descartó el riesgo de impago de Grecia y dio la bienvenida a una eventual intervención del Fondo Monetario Internacional (FMI), tras hacer hincapié en que es necesario que participen en el proceso los Gobiernos de la eurozona. Además, el presidente del BCE señaló que la entidad monetaria europea ha estado siempre a favor del apoyo del FMI. El regulador europeo, sin embargo, se oponía a la intervención del FMI en solitario, sin contar con los Gobiernos de la zona del euro y el propio BCE.

Para aliviar la situación de Grecia, la institución confirmó ayer que seguirá aceptando activos con calificación de riesgo de BBB- hasta finales de año. Antes de la crisis, solo aceptaba activos que tuvieran una calificación de A-, pero lo va a hacer con limitaciones. Así, los bancos griegos, principales compradores de la deuda pública de de su país, podrán seguir financiándose en el BCE a un precio más alto.

Ni el BCE ni la Comisión Europea (CE) consideran que ha llegado el momento de activar el mecanismo que acordaron los líderes de la zona euro con el fin de ayudar a Grecia a superar su crisis financiera. Un portavoz del órgano ejecutivo de la UE aseguró que, a juicio de la CE, "no hay verdadera evolución" en cuanto a la cuestión de si debería ponerse en marcha ya la ayuda de los socios europeos. En su última cumbre, los gobernantes de la eurozona se comprometieron a no permitir que Grecia caiga en bancarrota y acordaron los principios de un mecanismo de emergencia.

ATENTOS A LOS MERCADOS "Estamos muy atentos a los diferentes comentarios que se hacen, y a la evolución de los mercados, pero para nosotros no son sino escenarios hipotéticos y especulaciones", confirmó el portavoz de la CE, Olivier Bailly. En su opinión, "faltan muchos elementos" para que pueda plantearse la activación del mecanismo, empezando por el hecho de que Grecia no ha solicitado formalmente que así sea.