Jean-Claude Trichet no tiene dudas. Puede que varios países de la Unión Europea --entre ellos España-- discrepen de los beneficios que la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE) tiene para ellos. Pero el responsable de los tipos de interés en la zona euro no la modificará ni un ápice para contentar a países con problemas económicos, como España, Irlanda o Portugal. Así lo dijo el presidente de la institución en entrevistas concedidas a los diarios europeos Frankfurter Allgemeine (Alemania), Irish Times (Irlanda), Jornal de Negócios (Portugal) y Le Figaro (Francia).

En la conversación publicada ayer por el rotativo irlandés, Trichet reitera que el BCE tiene que defender los intereses de toda la zona del euro, y su objetivo principal es asegurar una estabilidad de precios a medio plazo. "Nuestra política monetaria tiene que ser óptima para toda la eurozona, igual que la Fed Reserva Federal de EEUU no miraría los intereses de Misuri, California o Texas", afirmó el dirigente.

POLITICAS NACIONALES Según explicó, la responsabilidad a la hora de resolver problemas económicos específicos que afrontan los miembros del euro recae en los gobiernos nacionales y los parlamentos. "Hay numerosos aspectos de las políticas económicas que están bajo la responsabilidad de los mismos países, en particular políticas fiscales, políticas estructurales y la supervisión de costes laborales", subrayó el presidente del BCE.

No es la primera vez en las últimas semanas que Trichet insiste en la independencia del banco central y en su obligación de velar por el conjunto de la UE. Lo hizo cuando elevó los tipos al 4,25% hace semana y media, al referirse a algunos comentarios del presidente José Luis Rodríguez Zapatero en el sentido de que el BCE "debía ser cuidadoso" en el desarrollo de la política monetaria. Se refería Zapatero a que en el clima de pinchazo inmobiliario, a España no le convienen tipos al alza. Pero la mayor preocupación de Trichet es la presión inflacionista nacida del encarecimiento de las materias primas y los alimentos, y España es uno de los países más inflacionistas de la UE.

En este sentido, Trichet auguró que se volverá a la estabilidad de precios en unos 18 meses. Insistió en el mensaje del BCE, el de "evitar" los llamados "efectos de segunda vuelta", porque no se puede cambiar el precio del petróleo ni el de las materias primas, pero hay que impedir que el resto de precios que dependen de la acción de los gobiernos, como el de los servicios o los salarios, "aumenten de manera anormal".