UBS, el mayor banco suizo y primero del mundo para ricos, accedió ayer a pagar el equivalente a 614 millones de euros al fisco de EEUU por haber ayudado a clientes de ese país a evadir impuestos.

Además, la entidad prometió dar al Gobierno los nombres de los clientes en un acuerdo legal alcanzado en un juzgado de Florida. Las autoridades de EEUU reclaman ante el juez la identidad de 52.000 titulares de cuentas secretas con un importe de 11.650 millones. Algunos afectados han presentado una querella por violación del secreto bancario.

La decisión pone en entredicho el secreto bancario suizo, uno de los atractivos del sistema financiero helvético. El presidente suizo, Hans Rudolf Merz, garantizó que este seguirá "intacto" porque "es la voluntad del Gobierno". "El sector bancario no protege a defraudadores", dijo.

La fiscalía afirma que los representantes del banco vendieron "el secretismo bancario suizo a clientes de EEUU interesados en intentar evadir los impuestos sobre la renta". Usaron portátiles con códigos cifrados y otras medidas para proteger datos y ocultar sus actividades y la identidad de sus clientes.

El Gobierno de EEUU basó su investigación en el exbanquero de UBS Bradley Birkenfeld, que se declaró culpable de ayudar a estadounidenses ricos a ocultar bienes mediante empresas o cuentas "de fachada" en paraísos fiscales.

COMPROMISO DE FUTURO Los estadounidenses no declaraban el dinero al fisco. Birkenfeld explicó que esas cuentas generan al banco ingresos anuales de 157 millones. UBS se comprometió a cerrar esos negocios.

La ley de EEUU obliga a informar de sus cuentas en el extranjero si superan los 7.874 euros. Según Alexander Acosta, fiscal del Distrito Sur de Florida, los directivos de UBS sabían que esas actividades violaban la ley.