La historia ha vuelto a repetirse. Un agente bursátil fue detenido ayer en la City de Londres como sospechoso de haber cometido un gigantesco fraude del que ha sido víctima UBS, el mayor banco de Suiza. Las operaciones fraudulentas del empleado --Kweku Adoboli, de 31 años-- han causado a la entidad un agujero de 2.000 millones de dólares (más de 1.400 millones de euros), según una primera valoración.

La policía detuvo a Adoboli horas después de ser descubiertas las pérdidas en la tarde del miércoles. El agente era, según el Financial Times, director de un departamento de fondos cotizados del banco y manejaba el mismo tipo productos (Delta One) que utilizaba el francés Jérôme Kerviel cuando en el 2008 dejó un agujero en Société Générale de 4.900 millones de euros que le supuso una condena de cinco años de cárcel.

Al conocerse la noticia, las acciones de UBS perdieron el 10,8% de su valor en bolsa. El banco emitió un breve comunicado reconociendo haber sido víctima de transacciones fraudulentas, efectuadas por uno de sus operadores, pero tranquilizaba a sus clientes asegurando que no sufrirán las consecuencias del fiasco y que ninguno se ha visto afectado.

También distribuyó una carta entre los empleados afirmando que "los cimientos de la banca no estaban amenazadosO. Con todo, reconoció que el agujero detectado podría hacerle entrar en pérdidas en el tercer trimestre. La cuantía de las pérdidas, además, "aún está siendo investigada". El gigante suizo estuvo al borde la quiebra en el 2008 y ha anunciado el despido de 3.500 trabajadores. El nuevo golpe para su reputación se suma al daño que sufrió su imagen cuando presionado por Estados Unidos facilitó información confidencial de 4.500 de sus clientes estadounidenses.