Los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea (UE) se declararon ayer contrarios a cualquier forma de proteccionismo económico, porque perjudica el crecimiento y la creación de empleo. Sin embargo, el largo debate, que clausuró el consejo informal de dos días celebrado en Viena, no permitió resolver las divergencias internas de los Veinticinco sobre el mercado de la energía o sobre la competencia fiscal desleal.

La presidencia semestral austriaca de la UE invitó a introducir el debate sobre los retos de la globalización al presidente de Telefónica, Cesar Alierta, al presidente de Volkswagen, Bernd Pischetsrieder, y al presidente de Nestlé, Peter Brabeck-Lemathe. Los tres dirigentes empresariales reclamaron una menor regulación nacional y europea y una mayor flexibilidad laboral.

MERCADO UNICO Y LIBRE Alierta destacó que los gobiernos europeos deberían centrarse en construir un mercado único con libre movimiento de mercancías, capitales y personas a través de las fronteras. Brabeck-Lemathe afirmó que los gobiernos deben dejar de "defender empleos para producir cosas que la gente ya no quiere comprar" y concentrarse en invertir en nuevos empleos para el futuro. Pischetsrieder también justificó el plan de Volkswagen de despedir a 20.000 trabajadores, pese al aumento de los beneficios, para asegurar el empleo del futuro.

El ministro de Finanzas austriaco, Karl-Heinz Grasser, que presidió la reunión, respaldó los planteamientos de los dirigentes empresariales y defendió una mayor liberalización laboral y desregulación en las empresas. "Debe protegerse a las personas, no a los empleos", dijo Grasser.

A pesar de que los ministros expresaron su rechazo al proteccionismo y respaldaron el desarrollo del mercado interior europeo, se mantuvieron las divergencias sobre los actuales ofertas de compra de empresas del sector energético. Aunque ningún ministro mencionó directamente esas operaciones, se produjeron varias alusiones a las mismas durante los debates.

SUMINISTRO El vicepresidente económico español, Pedro Solbes, señaló que no existe un mercado común de la energía en la UE, que las situaciones son muy dispares en los Veinticinco y que la normativa común no tiene en cuenta los desequilibrios generados por la existencia de mercados nacionales cerrados o en manos de empresas públicas.

La principal preocupación española es "cómo garantizar la seguridad del suministro", indicó Solbes, tras insistir en la necesidad de que el regulador español tenga amplios poderes para supervisar un mercado liberalizado en manos de firmas privadas. "No deja de ser una broma que los países que han privatizado más sean los más criticados por la Comisión Europea", añadió.

El ministro francés, Therry Breton, también destacó, en la misma línea, que "hay algunos mercados particulares, como la agricultura, el agua y la energía, donde los principios del libre mercado deben conjugarse con el criterio de la seguridad de los suministros". Breton advirtió a sus socios comunitarios de que "no hay que ser inocente sobre la globalización". El ministro de Economía italiano, Gulio Tremonti, por su parte, volvió a criticar a Francia por obstaculizar el intento de compra de Suez por parte de la empresa eléctrica pública italiana Enel.