Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea (UE) acordaron anoche en Bruselas presionar a Estados Unidos con el fin de que se comprometa a acabar con los excesos salariales de los ejecutivos bancarios y no trate de diluir el alcance de la reforma del sector financiero. "Ha llegado el momento de decir basta", resumió el primer ministro sueco y presidente semestral de la UE, Fredrik Reinfeldt. "Hemos de demostrar a la gente que hemos aprendido algo de esta crisis", añadió Reinfeldt.

Los líderes de los Veintisiete fijaron ayer durante una reunión extraordinaria la posición que defenderá la UE en la cumbre del Grupo de los Veinte (G-20), que se celebrará el 24 y 25 de septiembre en Pittsburg (EEUU).

La UE insistirá en el G-20 en que deben mantenerse los esfuerzos y los planes de estímulo económico "hasta que la recuperación esté consolidada". Los líderes europeos están de acuerdo en que debe empezar a diseñarse una estrategia coordinada para sanear las finanzas públicas, pero esa estrategia no debe aplicarse hasta que la recuperación sea firme y sostenida.

Ante las reticencias norteamericanas a regular los salarios y bonificaciones de los ejecutivos del sector financiero, los líderes de la UE acordaron ayer que es esencial que el G-20 se comprometa a fijar "unas reglas vinculantes a las entidades financieras sobre las remuneraciones variables, respaldadas por la amenaza de sanciones a nivel nacional".

LIMITES La UE logró que en la reunión ministerial del G-20 del pasado 5 de septiembre en Londres se aceptara incluir este tema en la agenda de la reforma del sector financiero, pero sin calendario establecido. Por ello, los líderes europeos detallaron ayer los criterios que debe cumplir la reforma de las retribuciones bancarias. "Hay que poner un límite a las bonificaciones y establecer unas reglas mundiales comunes", explicó la cancillera alemana, Angela Merkel.