El mayor acuerdo de libre comercio del mundo, negociado y cerrado entre la Unión Europea (UE) y Japón, ya tiene la rúbrica de sus representantes. El presidente de la UE, Donald Tusk, y de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, se han trasladado este martes hasta Tokio para estampar su firma en un pacto que permitirá eliminar en unos 1.000 millones de euros los aranceles que pagan las empresas europeas cada año por exportar al país asiático, simplificará los procedimientos aduaneros y abrirá nuevas oportunidades de negocio, especialmente en el sector agroalimentario.

“Es mucho más que un acuerdo comercial. Es una herramienta que creará oportunidades para nuestras empresas, trabajadores y ciudadanos pero también es una declaración de dos socios que juntos representamos un tercio del PIB mundial: creemos en un comercio libre, justo y basado en reglas”, ha proclamado Juncker. “Es un buen día no solo para todos los japoneses y europeos sino para toda la gente razonable de este mundo que creen en el respeto mutuo y la cooperación”, “ha añadido Tusk.

Ni uno ni otro han mencionado por su nombre a Donald Trump ni los arrebatos proteccionistas del presidente de Estados Unidos pero es evidente a quien se dirigen los reproches. “Estamos lanzando un mensaje claro de que estamos juntos contra el proteccionismo” aunque “la Unión Europea y Japón seguimos abiertos a la cooperación”, ha subrayado el polaco durante el acto.

Cuando entre en vigor el pacto, previsto para 2019 una vez que el Parlamento Europeo y el japonés concluyan la tramitación, se eliminarán los aranceles de más del 90% de las exportaciones de la UE a Japón. Cuando se aplique plenamente ese porcentaje alcanzará el 97% de las mercancías importadas de la UE lo que permitirá ahorrar a las empresas europeas entorno a 1.000 millones de euros anuales en derechos de aduana.

SECTOR AGROALIMENTARIO

Uno de los sectores más beneficiados por el pacto será el agroalimentario gracias al acceso a un mercado de 127 millones de consumidores y el reconocimiento de unos 200 alimentos y bebidas protegidos. Por ejemplo, el acuerdo permitirá eliminar los recargos que el gobierno japonés impone actualmente a los quesos como el Gouda o el Cheddar (29,8%) -también establecerá un contingente libre de derechos para quesos frescos como la mozzarella- así como al vino (15%).

Además, permitirá a la UE aumentar sus exportaciones de vacuno, cuyos aranceles se reducirán del 18,5 al 9% en un plazo de 15 años, mientras que en el caso del porcino el comercio será libre de impuestos en la carne procesada y con tarifas muy bajas en la fresca. En cuanto a los productos agrícolas transformados, como la pasta, el chocolate, las golosinas, artículos de confitería, galletas, derivados del almidón, tomates preparados y salsa de tomate también se eliminarán los derechos de aduana con un periodo de transición.

EL FUTURO DEL SECTOR AUTOMOVILÍSTICO

El pacto permitirá liberalizar los mercados de servicios, especialmente los servicios financieros, las telecomunicaciones o el transporte y garantizará el acceso a las empresas europeas al mercado de licitaciones en 48 grandes ciudades de Japón. Uno de los ámbitos más sensibles y que más ha costado negociar ha sido el sector de la automoción. La solución pactada incluye la eliminación de aranceles, durante un período transitorio de siete años, aunque una cláusula de salvaguarda permitirá a la UE reintroducir de nuevo los aranceles en caso de que Japón introduzca de nuevo barreras no arancelarias a las exportaciones de vehículos de la UE.

Los documentos garantizan también “plena sintonía” respecto a las normas internacionales sobre seguridad de los productos y protección del medio ambiente, lo que significa que los vehículos europeos estarán sujetos a los mismos requisitos en la UE y en Japón y no tendrán que someterse a ensayos ni a certificaciones cuando se exporten a Japón. El acuerdo también posibilitará que los vehículos impulsados con hidrógeno que han sido homologados en la UE puedan exportarse a Japón sin nuevos cambios.

Lo que de momento no está cerrado son las normas de protección de las inversiones y la creación de un tribunal u organismo de solución de diferencias. Japón y la Unión Europea seguirán negociando con el compromiso de “avanzar lo antes posible hacia un acuerdo”.