Los ministros de Economía y Finanzas de la UE expresaron ayer su preocupación ante el riesgo de que la crisis financiera irlandesa pueda tener un efecto contagioso en el sector bancario y en las cotizaciones de la deuda pública soberana de otros países.

El Banco Central Europeo (BCE), la Comisión Europea y los ministros de Economía y Finanzas de la UE coincidieron, al concluir su reunión informal de dos días, en que es indispensable mantener unos planes rigurosos y creíbles de reducción del déficit público de los distintos países europeos, en especial de la zona euro, para asegurar la tranquilidad de los mercados financieros internacionales.

"El rigor presupuestario debe estar en el núcleo de la estrategia europea", en especial ante la fragilidad y las incertidumbres que rodean la actual recuperación económica, señaló el ministro de Finanzas belga, Didier Reynders, tras presidir el Consejo.

"Irlanda debe presentar en octubre un programa presupuestario a medio plazo con medidas concretas, específicas, año por año, sector por sector, para garantizar como ha prometido que el déficit público se situará dentro del límite del 3% del producto interior bruto (PIB) al acabar el 2014", señaló el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn.

La Comisión Europea y los ministros dieron a entender que al Gobierno irlandés no le quedará más remedio que aumentar su bajo nivel de impuestos para salir de la crisis financiera.

Los Veintisiete consensuaron realizar de forma regular pruebas de resistencia en el sector bancario, como las que se efectuaron el pasado julio, explicó Reynders. La vicepresidenta económica española, Elena Salgado, consideró que más que grandes ejercicios colectivos, sería más efectivo que los reguladores nacionales controlaran más de cerca la solidez de las entidades financieras.