Aquí no mueve nadie más ficha sin consultar al Gobierno". Esta expresión del representante de un gran accionista de una firma energética española resume la nueva situación tras el veto a la oferta pública de adquisición (OPA) de Iberdrola por Gas Natural.

La resolución de la CNE, que vetó la OPA de Gas Natural, es tajante respecto a la autorización de estas operaciones entre compañías con actividades reguladas, aunque sea con condiciones. "El problema que se plantea con la imposición de condiciones es el de su eficacia real, sobre todo en el caso de incumplimiento de las mismas, una vez que se haya consumado la OPA, pues en ese momento la operación resulta prácticamente irreversible", explica.

Los analistas no descartan que las trabas a uniones entre grupos nacionales acaben con el asalto del mercado español por parte de un grupo extranjero, como sucedió con Hidrocantábrico, hoy en manos de la portuguesa EDP y la alemana EnBW (controlada por la francesa EdF). "Mientras se vigilan en casa unos a otros un grupo extranjero puede aprovechar la situación para lanzar una oferta. En ese caso, la operación debería someterse a los designios de Bruselas, no a los de Madrid", dicen.

DE CAZADOR A PRESA

En esa posible ofensiva, Iberdrola, la segunda eléctrica española, está en el punto de mira. También Gas Natural --"de cazador ha pasado a convertirse en posible presa", aseguran los expertos--, que anunció que crecerá por sí misma y que posee un nivel de endeudamiento envidiable.

La Caixa, el principal socio de Gas Natural, podría encabezar una ofensiva de la mano de sus socios del conglomerado francés de servicios Suez. Pero a la entidad se le plantea un panorama complejo, ya que el Ejecutivo ha insinuado que puede limitar los derechos políticos de las cajas en sus empresas participadas. Además afronta un periodo en el que Repsol, su socio en Gas Natural, quiere reforzar su posición ante una negociación de los pactos de gobierno en la gasística.

El vicepresidente económico del Gobierno, Rodrigo Rato, el verdadero árbitro en la penumbra del mercado eléctrico, ya ha afirmado que no ve necesaria una reordenación, al menos por ahora. Un portavoz del ministerio de Economía afirma: "A lo mejor es que no es conveniente que haya operaciones de este tipo" --por las OPA hostiles-- en un sector sometido a regulación.

En el resto de la UE predominan las integraciones entre compañías de gas y electricidad. Lo admitía incluso el informe del Servicio de Defensa de la Competencia que analizaba la OPA de Gas Natural sobre Iberdrola.