Volkswagen asestó ayer un mazazo a la economía belga al anunciar el despido de casi 4.000 trabajadores de su factoría filial de Forest, en la periferia de Bruselas, para preservar el empleo en Alemania. La decisión de trasladar "lo más rápidamente posible" la producción del Golf de la planta belga a las fábricas alemanas de Wolfsburg y Mosel pondrá en peligro otros 10.000 puestos de trabajo de la industria auxiliar belga, que dependen de la factoría de Forest.

"Es una catástrofe nacional", declaró la alcaldesa de Forest, Corinne de Permentier. El anuncio coincide además con los crecientes rumores de que General Motors prepara también el despido de al menos 1.000 personas de su factoría Opel en Amberes.

Volkswagen explicó que solo mantendrá en su filial belga unos 1.500 empleos, lo que hace temer a los sindicatos que el despido masivo actual sea el preludio del cierre de la factoría. El reajuste propuesto por Volkswagen significa la supresión de cerca del 75% de la plantilla y la pérdida de la producción estrella de la factoría, el Golf, del que se producen cada año 200.000 unidades. Forest quedará reducida al ensamblaje y pintura de una producción limitada del Polo, cuyas piezas llegan desde Bratislava (Eslovaquia).

El despido de los trabajadores belgas y el traslado de la producción del Golf a Alemania permitirá a Volkswagen ahorrar más de 100 millones de euros, según fuentes de la compañía. La medida también le permitirá mitigar las pérdidas de empleo en la reestructuración del grupo en Alemania y primar a la principal factoría, en Wolfsburg.

SACRIFICIOS INUTILES El primer ministro belga, Guy Verhofstadt, criticó que el despido masivo se base en "consideraciones nacionales", en especial tras los "sacrificios" asumidos por el personal de la factoría de Forest en los últimos años para convertirla en "una de las más productivas de Europa". El ministro de Finanzas belga, Didier Reynders, denunció el "retorno del proteccionismo nacional". "Hemos hecho el máximo de esfuerzos para reducir los costes laborales y facilitar la organización del trabajo. Los trabajadores de Volkswagen tienen legítimamente la impresión de que todos sus esfuerzos han sido inútiles", lamentó.

El Gobierno belga se reunirá a principios de diciembre con la dirección de Volkswagen para intentar garantizar la supervivencia de la factoría de Forest con la obtención del montaje de un nuevo modelo de automóvil, pero reconoce que las posibilidades de éxito son "mínimas".

En la memoria colectiva de los belgas aún está vivo el caso de Vilvorde, donde hace 10 años Renault cerró su planta y dejó sin trabajo a 3.000 personas. El cierre movilizó a los trabajadores durante cinco meses.