La crisis del coronavirus ha provocado, entre otras muchas cosas, que Jordi Forns y sus hermanos vuelvan a repartir diariamente la leche por las casas. En la quesería Mogent, ubicada cerca de Cardedeu, han recuperado desde hace una semana una rutina que era habitual hace décadas en los hogares y que con la evolución de las cadenas alimentarias y el aumento de los costes logísticos pasó al recuerdo. Los tres hermanos Forns regentan un negocio que han heredado generación tras generación de ganaderos y que cubre desde la leche de sus vacas hasta la distribución a negocios y particulares, pasando por tienda propia de quesos y demás productos lácteos y actividades organizadas para escuelas. Todo bajo la premisa del kilómetro cero.

En las últimas semanas Forns explica que las llamadas para hacer encargos a domicilio se iban sucediendo y que finalmente decidieron habilitar un sistema de reparto a particulares. El alza de ventas on line, que promocionan por varios canales (uno de ellos habilitado por ASAJA), compensan en parte la caída de ventas que han sufrido por la vía de las cafeterías y restaurantes, cerrados ante el confinamiento. "Los pedidos de mantequilla se nos han disparado, será que la gente se ha puesto a hacer pasteles en casa", cuenta Forns. En Mogent están estos días al pie del cañón, multiplicándose pues los pedidos no cesan mientras cuatro de los 10 empleados de esta empresa están de baja por coronavirus. "Últimamente me ven poco el pelo en casa", reconoce. ¿Seguirán los Forns repartiendo leche a domicilio una vez pase la actual pandemia? "No lo sabemos, a ver si la gente se acostumbra y nos lo sigue pidiendo", comenta.