La aprobación del plan de rescate de la deuda tóxica por parte del Senado no parece haber impresionado a Wall Street, cuyos índices más destacados sufrieron ayer severos descensos en mitad de augurios pesimistas sobre la fortaleza de la economía estadounidense y renovados temores de que el país esté en recesión. Al descenso contribuyó tanto la incertidumbre política sobre el plan de rescate (está previsto que la Cámara de Representantes intente aprobarlo hoy tras el rechazo del lunes) como los malos datos que arrojan informes sobre empleo y actividad industrial, además de la paralización del mercado de crédito.

En Wall Street, a media sesión, el Dow Jones caía un 2%, mientras que el Nasdaq y el Standard & Poor´s 500 superaban esa cifra. Durante la noche, el interbancario subió, evidenciando que la crisis crediticia sigue y que los bancos son muy reacios a prestarse dinero.

Al abrirse los mercados, los inversores se toparon con malas noticias procedentes del mercado laboral. Según datos del Departamento del Trabajo, la pasada semana las solicitudes de subsidio de paro subieron en 1.000, dejando la cifra en 497.000, la más alta desde septiembre del 2001. Además, el Departamento del Comercio informó de que los pedidos de las fábricas de EEUU en agosto bajaron un 4%, la mayor caída de los dos últimos años. Este descenso indica, para los analistas, que la crisis crediticia ya afecta al sector industrial. De hecho, la caída de Wall Street afectó no solo a las entidades financieras, sino a las empresas de producción química.

CLIMA DE PESIMISMO Todo ello, unido al culebrón político en que se ha convertido la negociación del plan de rescate bancario en Washington, no hace más que aumentar el pesimismo, no ya sobre las perspectivas de los mercados financieros, sino sobre toda la economía estadounidense. En la presentación de su informe semestral sobre las perspectivas de la economía mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) alertaba ayer de que una comparación de esta crisis con otras malas situaciones anteriores indica que EEUU tiene muchas posibilidades de sufrir una "fuerte desaceleración".

Hoy está previsto que la Cámara de Representantes vote el plan de rescate bancario aprobado el miércoles por el Senado. Hay moderado optimismo respecto a que esta vez dé su visto bueno al proyecto de ley. Pero entre analistas, medios e inversores crece la opinión de que será un plan de choque para el sector financiero, pero que mucho más quedará por hacer en otros sectores de una economía que da graves señales de encontrarse en muy baja forma.