A pesar de las presiones para que renunciara de su cargo a causa de un caso de nepotismo, el presidente del Banco Mundial (BM), Paul Wolfowitz, resistió este largo fin de semana de la reunión semestral del BM y del Fondo Monetario Internacional (FMI) y se mantiene en el cargo. No obstante, el malestar generalizado del personal, los colaboradores del BM y gran parte de los países europeos que abiertamente o con la boca pequeña confiesan que han perdido la confianza en el presidente auguran que la crisis no se ha acabado pese a la voluntad de Wolfowitz de seguir como presidente.

El Comité de Desarrollo conjunto del BM y del FMI no podía obviar el escándalo que ha sido la piedra angular sobre la que ha girado el interés de esta cumbre de primavera. "La situación actual es de gran preocupación para todos nosotros", reza el comunicado final del Comité, en el que están representados los 185 países miembros de ambos organismos. Muy poco para los países europeos, que en estos encuentros no podían disimular su deseo de que Wolfowitz dimitiera por su decisión de aumentar la categoría laboral y el sueldo de su compañera sentimental. Gran Bretaña, Alemania y Holanda fueron algunos de los que expresaron su "gran preocupación" por el daño que el caso puede acarrear al BM.

CASA BLANCA Y AFRICA Junto a Wolfowitz se han alineado la Casa Blanca y los países africanos, que loaron la lucha contra la corrupción liderada por Wolfowitz. En la rueda de prensa de balance de los dos días de reunión, Wolfowitz volvió a dejar su futuro en manos del consejo de administración del Banco.

Desde el punto de vista estrictamente económico, el BM hizo público su informe Indicadores del Desarrollo Mundial 2007, en el que se afirma que las tasas mundiales de pobreza cayeron entre el 2000 y el 2004. Según el estudio, 985 millones de personas sobreviven en una situación de extrema pobreza (menos de un dólar al día), frente a los 1.250 millones de 1990, un 21% menos. En el 2004 había 2.600 millones de personas --casi el 50% de la población del mundo en desarrollo-- que vivían con menos de dos dólares al día. En Asia Oriental la pobreza extrema cayó en un 9% en ese periodo y en el Africa subsahariana se mantuvo.

La disminución de la pobreza se debe al crecimiento del PIB desde el 2000 --un promedio de un 4,8%-- y la reducción de la pobreza en China entre el 2000 y el 2004. El informe indica que la menor pobreza no está siempre en consonancia con el crecimiento de los ingresos, y que en algunos países y regiones donde hubo crecimiento las desigualdades aumentaron porque los pobres no pudieron aprovechar las cifras macroeconómicas.