El pasado noviembre, cuando el parón de las ventas era ya evidente pero no tan acuciante como ahora, las compañías inmobiliarias desembarcaron en el Barcelona Meeting Point con una avalancha de ofertas y regalos para tratar de embaucar a posibles compradores indecisos. La rebajas directas eran, sin embargo, un tabú. Federico Moldenhauer, director de promoción de Habitat, acertaba entonces a resumir el sentir del sector: los precios eran adecuados porque "la gente sigue queriendo comprar vivienda".

Cinco meses después, el panorama no puede ser más distinto. Los peores pronósticos se han hecho realidad: al desplome de las ventas se le ha sumado una severa restricción del crédito que la banca ya no se molesta en negar y que ha comprometido la situación financiera de algunas entidades. A las compañías no les ha quedado más remedio que actuar en consecuencia. Las mismas entidades que se oponían entonces a bajar los precios se han presentado estos días en el Salón Inmobiliario de Madrid (SIMA) con rebajas de hasta el 30%.

Ofertas con gancho

"¿Hacemos números? Con un descuento del 15% seguro que te sale", propone en un llamativo cartel el grupo Lar. No es una excepción. Enormes dígitos impresos sobre los paneles tientan a los visitantes con recortes del 8% (Don Sento), 10% (Grupo Casado Caro), 15% (Emprosal), 20% (San José, Lubasa, Sando) y 25% (Promhogar).

"Si compras en el SIMA, 30% de descuento en el precio final", ofrece la levantina Masa en el mayor gancho porcentual de la feria. Otras apuestan por cantidades concretas, como las rebajas de hasta 20.000 euros que promete Zapata o los hasta 50.000 euros de Habitat.

Y, por supuesto, tampoco faltan las ofertas en especies: cheques regalos en El Corte Inglés (Gestesa), garages (Colonial), devoluciones de parte de la señal (Afirma), bonos para decoración (Iberdrola), sueldos mensuales de 800 euros durante un año (Prasa), o descuentos en el IVA, notaría y registro, más un trastero y 3.000 euros (Lubasa).

"El que haya decidido bajar precios por algo será: lo importante es vender", explicó ayer Fernando Martín, presidente de Martinsa-Fadesa y del G-14 (grupo que reúne a las principales inmobiliarias del país). "Estamos en un momento difícil, tenemos que trabajar para crear productos que la gente pueda y quiera comprar", argumentó.

Martín insistió en que "el sector inmobiliario debe vender al precio que la gente pueda comprar", aunque se apresuró a aclarar que su compañía ni los ha bajado ni los bajará. Así, argumentó que al haber comprado suelo a 60 euros el metro cuadrado ahora puede vender el 90% de sus casas por debajo de 240.000 euros. "Quien tiene problemas es quien compró suelo finalista, no bruto".

El directivo apostó por el alquiler con derecho a compra y, sobre todo, por la vivienda protegida como soluciones para las inmobiliarias. Las compañías ven ahora esta última opción de forma más positiva gracias a la subida de precios de los módulos y a las facilidades impulsadas por las administraciones.

Varios representantes del sector se quejaron de la banca. "Las entidades financieras les están diciendo a sus clientes: espérate, que los precios van a bajar", les acusó Alberto Toledano, director de la aseguradora Asefa. "Vas a hablar con una entidad y te dice que no tiene liquidez; y es verdad: no la tienen para nosotros", clamó Carlos Cutillas, de Chamartín.