José Luis Rodríguez Zapatero reapareció ayer, por primera vez tras la huelga general, con unos cuantos mensajes estudiados para lanzar la misma filosofía que mantiene desde mayo, mes en el que sacó adelante el mayor tijeretazo de la democracia. "No pienso en la encuesta de mañana, solo pienso en el futuro de este país .... De aquí a cinco años, se verá que hicimos lo que teníamos que hacer", aseguró el presidente del Gobierno.

El jefe del Ejecutivo inició el día con una entrevista en Radio Nacional de España que tuvo a dos oyentes --los líderes sindicales Ignacio Fernández Toxo (CCOO) y Cándido Méndez (UGT)-- especialmente pendientes de sus palabras. Para ellos fue el primer mensaje. El jefe del Ejecutivo se mostró conciliador y aseguró que esperará "alguna señal" de los sindicatos para intentar restablecer la relación de confianza que han mantenido durante casi seis años. "Tengo entendido que están elaborando una propuesta conjunta. La leeré con atención", afirmó. El jefe del Ejecutivo ligó la reanudación del diálogo social con el obligatorio relevo que debe hacer al frente del Ministerio de Trabajo. Celestino Corbacho dejará el cargo a mediados de mes, dijo, para poder preparar la campaña electoral al Parlamento de Cataluña. Zapatero afirmó que el sustituto de Corbacho deberá tener "ambición renovadora" para introducir cambios profundos en el sistema público de empleo. Y también tendrá que acostumbrarse a las dramáticas cifras de desempleo. De hecho, el presidente auguró que en septiembre el paro volverá a subir.

REFORMA "IMPRESCINDIBLE" La primera huelga general que las centrales han hecho al presidente que más ha enarbolado la bandera de la "paz social" no conseguirá su objetivo de modificar la reforma laboral, y el jefe del Ejecutivo lo dijo con rotundidad. "La reforma laboral es imprescindible", afirmó, antes de animar a las centrales a participar en otros temas del ámbito sociolaboral: las políticas activas de empleo, la negociación colectiva, la constitución del fondo de provisión, la política industrial, la política energética y las pensiones. Y aquí llego el segundo mensaje de calado.

Zapatero dijo que está dispuesto a "explicar y convencer" de que retrasar la edad legal de jubilación hasta los 67 años es "una buena fórmula", aunque abrió la puerta a otras alternativas para evitar esa medida impopular. La opción que se baraja es alargar el periodo de cotización. El asunto está en manos en estos momentos de la comisión parlamentaria del Pacto de Toledo, que trabaja con una propuesta elaborada por el Ejecutivo.

El presidente, por primera vez, se reconoció sometido a los dictados del mercado, porque financian "una parte del gasto". "Si esos mercados o esos inversores ven que hay algún riesgo, aunque sea pequeño, de no recuperar su dinero, nos lo harán pasar muy mal", advirtió.