José Luis Rodríguez Zapatero aseguró ayer que subirá los impuestos "a los que realmente tienen". El anuncio, sin concreciones ni fechas, es un intento de reconciliarse con ese sector de la izquierda que el miércoles de la semana pasada, cuando durante tres minutos leyó su plan de ajuste en el Congreso de los Diputados, pensaba que el presidente del Gobierno se estaba deconstruyendo como líder de un partido socialista europeo.

Zapatero intentó ayer poner orden entre los miembros de su Ejecutivo que se han ido contradiciendo estos días sobre si es necesario y apropiado que el Gobierno aborde ahora el debate en torno a impuestos a los más ricos. Esas incoherencias no son baladís. Los ministros que más abiertamente han defendido que se graven las rentas más altas son los políticos, los que tienen cargos en el PSOE y que están pensando en las numerosas elecciones que tienen a dos años vista (las catalanas, este otoño, y las municipales y las autonómicas el año próximo). De esta manera, el vicepresidente tercero y presidente del partido, Manuel Chaves, y el ministro de Fomento y vicesecretario general del PSOE, José Blanco, han asegurado que los presupuestos generales del 2011 incluirán impuestos para los "más ricos".

Blanco y Chaves están más pendientes de la bolsa electoral que conforman los pensionistas y los funcionarios, los principales afectados por el tijeretazo del Gobierno, que de los cálculos que tienen en la cabeza la vicepresidenta segunda, Elena Salgado, el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, o el titular de Industria, Miguel Sebastián.

POCAS HERRAMIENTAS Con las arcas públicas en rojo y el duro plan de ajuste ya anunciado, al Ejecutivo le quedan pocas armas para calmar a los mercados, y a la Unión Europea (UE), si vuelve a ser necesario. La subida de impuestos, la herramienta más directa para aumentar la recaudación, es una de las bazas que Salgado quiere guardarse por si fuera necesario.

Por ese motivo, la vicepresidenta descartó el martes que haya "ningún proyecto" para una subida impositiva. Si se habla de él, los mercados ya lo dan por descontado y pierde el efecto que se busca cuando se anuncia en firme. De ahí que sea reacia a hablar del tema.

Otro argumento que blanden Salgado y Corbacho es la dificultad que tendrá el PSOE este año, una vez más, para sacar adelante los presupuestos generales del Estado. Una decisión como la de gravar las fortunas sería un guiño a la izquierda parlamentaria que podría significar la aprobación de las cuentas. Incluso CiU ha asegurado que no descarta apoyar esa medida si contribuye a reducir el déficit.

De hecho, esta polémica sobre si el Ejecutivo tiene voluntad de castigar fiscalmente las fortunas del país salió a raíz de la intervención de Joan Herrera (IU-ICV), el miércoles pasado en el Congreso, después de que Zapatero presentara sus recortes. Herrera le echó en cara que cargara contra los funcionarios y los pensionistas y no tocara a las clases altas, y el presidente del Gobierno, en su réplica, abrió la puerta a subir los impuestos a "aquellos que más tienen", la misma frase que utilizó ayer.

UNA PROMESA INCUMPLIDA Herrera dijo aquel día que no le creía y tiene razones para ello. En los meses previos a la negociación de los presupuestos del año pasado, Izquierda Unida e Iniciativa llegaron a un acuerdo con el PSOE para subir el IRPF a los más ricos, pero el partido en el Gobierno rompió el pacto por presiones de CiU, que le garantizaba, si rompía ese pacto con la izquierda, que se abstendría en la votación del límite de techo de gasto.

Las piruetas que el PSOE lleva haciendo en el Congreso desde que ganó las elecciones del 2008 hacen que parte del Ejecutivo apueste por guardarse una medida tan popular como castigar a los ricos para captar apoyos a los presupuestos del Estado.

Zapatero no quiso dar ninguna pista acerca de qué fórmulas impositivas utilizará ni tampoco cuándo lo hará. Por una razón, sobre todo: porque según el tipo de impuesto que retoque o que introduzca se granjeará el apoyo de unos u otros.

De lo único que se guardó es de no utilizar la palabra "renta", lo que excluye, a primera vista, cambios en los tramos del IRPF , un impuesto que, además, afecta, sobre todo a la clase media, un estrato que no será penalizado por esa reforma fiscal, aseguró ayer el jefe del Ejecutivo en la rueda de prensa que ofreció tras el final de la cumbre entre la UE y Latinoamérica y el Caribe.

SIN DEFINICION LEGAL "La reforma será limitada y no afectará a la inmensa mayoría de impuestos ni a las clases medias", declaró. Preguntado sobre qué ingresos tiene que tener una familia para ser considerada clase media, Zapatero dijo que está claro que no existe una "definición legal", pero que ya lo dejará "muy claro" cuando haga pública la reforma.

El impuesto de patrimonio, tributo que suprimió hace dos años en un guiño electoral a los bolsillos más pudientes, podría ser recuperado si se elevara el límite. Hasta entonces, el impuesto se aplicaba a los patrimonios superiores a un millón de euros.

OFENSIVA EN EL CONGRESO El Ejecutivo tiene margen para aumentar la fiscalidad a las Sociedades de Inversión Colectiva de Capital Variable (Sicav) que solo tributan por el 1% de sus beneficios.

Mientras el Ejecutivo socialista sigue con sus cálculos electorales y económicos, los partidos de izquierdas están uniendo sus fuerzas con el fin de lanzar una ofensiva para recuperar el impuesto de patrimonio y gravar a las empresas contaminantes.