Si en algo estuvieron ayer de acuerdo José Luis Rodríguez Zapatero, los sindicatos y los empresarios es en enviar al país un mensaje de confianza sobre el futuro. Nadie eludió el hecho de que la economía pasa por graves dificultades, pero fueron unánimes en que, entre todos, se puede superar y volver a la senda del crecimiento económico y del empleo. Por primera vez, un presidente del Gobierno coordinará personalmente esta nueva etapa de diálogo social, que oficialmente comenzó ayer.

Los líderes de UGT y CCOO, Cándido Méndez y José María Fidalgo, rechazaron consensuar ayer en La Moncloa una declaración conjunta con el Gobierno y con los presidentes de CEOE y Cepyme, Gerardo Díaz Ferrán y Jesús Bárcenas, como quería el presidente. La propuesta la remitió el Gobierno el lunes y no hubo tiempo para discutirla.

GARANTIAS Por este motivo, representantes de los agentes productivos se comprometieron a pactar otro documento antes del 31 de julio, fecha en que volverán a verse para firmarlo. El texto será el plan de trabajo del diálogo social y llevará incluido el análisis de la situación económica y laboral, los objetivos a alcanzar, la agenda y una propuesta metodológica.

El presidente garantizó que el Gobierno no tomará ninguna iniciativa unilateral. Pero advirtió de que habrá que tener en cuenta la opinión del vicepresidente económico, Pedro Solbes, que les trasladará "los márgenes" de gasto disponibles para las medidas más urgentes que se incluirán en los presupuestos.

Agentes sociales y Gobierno estuvieron de acuerdo en que la desaceleración económica puede superarse si todos trabajan en ello. Zapatero puso de relieve el valor de los avances conseguidos en la pasada legislatura gracias a los pactos sociales. Recalcó la idea de que, "ante las dificultades económicas", es necesario un diálogo social "reforzado".

Como muestra de "la importancia que le da el Gobierno", Zapatero explicó a los agentes sociales que en este nuevo proceso estarán implicados todos los ministerios y que el presidente coordinará e impulsará la agenda y contenidos. En su opinión, ayer fue un día para "reafirmar la confianza" en que "vamos a superar las dificultades, que las tenemos, y recuperar la senda del desarrollo y el bienestar".

El primero en coger el guante fue el líder de los empresarios, quien subrayó la coincidencia de todos los agentes sociales en el diagnóstico de la situación y en el papel del diálogo social para resolver los problemas económicos. El presidente de la CEOE calificó de "bache" la actual desaceleración y puso mucho énfasis en que es posible salir de ella.

Fidalgo, aunque dejó claro que no es "un optimista antropológico como el presidente", recordó que España tiene muchos "mimbres para recomponer la cesta", como son más cotizantes, más contribuyentes o más infraestructuras. Para él, las dificultades son "un incentivo", aunque es necesario que "tiremos todos del carro" y que los sacrificios se repartan "de manera equitativa y justa". Igual de claro fue Méndez cuando apuntó que hay "voluntad de trabajar juntos para proteger a los trabajadores en sus salarios y empleos".