José Luis Rodríguez Zapatero culminó ayer su apretada agenda económica de los últimos días --en los que ha presidido de forma excepcional la Comisión Delegada de Asuntos Económicos y ha convocado un Consejo de Ministros extraordinario para aprobar un paquete de 24 medidas anticrisis-- con un mensaje de confianza: "El Gobierno trabaja para que la recuperación económica se produzca cuanto antes con todos los recursos a su alcance y con medidas que no hipotequen el futuro".

Además, el presidente rectificó de alguna forma al vicepresidente económico, Pedro Solbes, que viene subrayando desde hace tiempo que la economía se recuperará en el 2010. Sin ir más lejos, la nota remitido por su departamento tras la Comisión Delegada del miércoles sostenía que el objetivo del plan es "volver a tasas de crecimiento en torno al 3% a partir de 2010".

Pese a no compartir las estimaciones de Solbes, Zapatero no abandonó su habitual tono optimista. Reconoció que la economía está en "una situación de estancamiento y frenazo", pero evitó la palabra crisis y defendió que España "resiste mejor" el deterioro internacional que el resto de miembros de la eurozona.

CONSUELO Los pésimos datos de crecimiento de los grandes países de la unión monetaria dados a conocer ayer le permitieron sacar pecho. "No sé si se esperaba que la zona euro o Alemania tuviesen crecimiento negativo; lo que sí sé es que algunos lo vaticinaban para España. Vamos a seguir trabajando duro para que no se produzca", dijo.

Zapatero aprovechó para rechazar las acusaciones de la oposición de taparse los ojos ("El Gobierno es plenamente consciente de las dificultades"), de inacción ("Hemos tomado 54 medidas desde el primer día de la legislatura") y de cicatería en la reacción ("Hemos actuado en todos los frentes"). Y reiteró que va a mantener sus "compromisos sociales" pese a la crisis. Adelantó que el Estado aumentará su endeudamiento para impulsar el gasto público. "El peso muy bajo de la deuda sobre el PIB" --36%, frente al más del 100% de Italia, resaltó-- "nos permite seguir lanzando estímulos a las familias", fue su argumento.

La apelación a la deuda es imprescindible, después de que el superávit del Estado se haya esfumado por las medidas ya aprobadas y la menor actividad. Además, Zapatero abrió la puerta a nuevas rebajas fiscales, como la deducción de 400 euros: "Soy partidario de que el Estado devuelva dinero a las familias".

La mayoría de las medidas impulsadas ayer las había anunciado Zapatero tal cual en su informe económico de junio (13 de 24). En otras dos ya conocidas se han concretado los plazos. Y entre las nueve restantes, hay novedades (particularmente en materia de alquiler y energía), y otras que profundizan en varios campos señalados como prioritarios.

Zapatero encuadró el plan en la "agenda permanente de reformas" del Gobierno, y auguró que la liberalización de sectores productivos permitirá reactivar la actividad y reducir los precios. Lo que, sumado al abaratamiento del petróleo ("si se mantiene"), rebajará la inflación y acortará los plazos de la recuperación. El Gobierno ha inyectado desde el inicio de la crisis 20.000 millones de liquidez a las empresas y 10.000 millones a familias.

PROYECTO Además del plan, el Ejecutivo aprobó eliminar el impuesto de patrimonio (1.800 millones para 1,2 millones de contribuyentes), la devolución mensual del IVA a las empresas a partir del 2009, la agilización de las declaraciones de impacto ambiental para las obras públicas, un impuesto de matriculación según emisiones para las motos, la reducción de cargas administrativas en 70 procedimientos, las ventajas fiscales para transportistas y el objetivo de estabilidad presupuestaria autonómico.

Entre los acuerdos adoptados ayer por el Consejo de Ministros destaca el anteproyecto de ley de medidas de fomento del alquiler de viviendas y la eficiencia energética de los edificios.