El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero lo tiene claro. Primero, decisiones sobre un sector estratégico, como el de la energía, no se pueden tomar desde Düsseldorf, donde está la sede de E.ON, la firma que quiere comprar Endesa. Segundo, el presidente de Endesa, Manuel Pizarro, "un hombre del PP" subrayan, no le puede echar un pulso al Ejecutivo. El Consejo de Ministros ya prepara las medidas.

Sobre el primer aspecto abundó ayer Zapatero, al explicar que no va a utilizar la acción de oro , el derecho de veto que tiene el Gobierno --en Endesa vence en junio del 2007-- "salvo en circunstancias excepcionales". Pero eso no es obstáculo para buscar todos los resquicios posibles que impidan a los alemanes quedarse con Endesa. "Estamos hablando del 50% de la energía nuclear que hay en España --dijo Zapatero en el Senado--. Estamos hablando del carbón, que tiene un interés estratégico, del abastecimiento energético a las islas, que tiene un interés singular para nuestro país".

Sobre la acción de oro también habló el presidente extremeño, quien dijo en Granja de Torrehermosa que el Gobierno "no debe utilizarla" y añadió: "Hay que tener cuidado con los planes enérgeticos de cada región".

Para Zapatero, el mercado debe de actuar con sus reglas, pero "los ciudadanos son más importantes" que el mercado. "Comprendo que Alemania quiera una empresa fuerte, pero todo el mundo debe comprender que España también la quiera", dijo.

EN VOZ BAJA El segundo motivo de enojo del Gobierno se esgrime en voz más baja. La irritación contra Pizarro, el presidente de Endesa, que con tal de impedir "que sea catalana y él pierda su puesto, ha entregado la compañía a los alemanes. ¿Dónde están los patriotas, el interés nacional?," se preguntaba ayer un ministro.

Aunque en menor grado, el enfado era extensible al Gobierno de la cancillera Angela Merkel, que el lunes avisó a Zapatero sólo un par de horas antes de que E.ON enviase su oferta a la Comisión del Mercado de Valores. En Moncloa quitaban importancia al tema. "No hubo descortesía. Las relaciones con Alemania son fluidas y la señora Merkel protege los intereses alemanes, como nosotros vamos a proteger los españoles", explicaban fuentes próximas al presidente.

Mientras Industria prepara para el viernes un conjunto de medidas que reformen el marco regulador para limitar el poder de las grandes compañías, y alguna "sorpresa", en Economía hay más equidistancia. No en vano, el vicepresidente Pedro Solbes ha sido comisario europeo. Fueron Solbes y su secretario de Estado de Economía, Santiago Vegara, quienes reconocieron que la oferta de E.ON parece más asunto de Bruselas. "La información disponible apuntaría a que ésta es una operación de dimensión comunitaria, pero no ha sido anticipada. Por tanto, no puedo anticipar qué ocurriría si se notificara en Bruselas, aquí o en Alemania", declaró Vegara.

En el Senado, Montilla respondió a las críticas del PP recordándole que el Gobierno "no ha provocado otra OPA. Si acaso, miren a ver quién ha ido a buscar a los alemanes, porque está entre sus filas". Desde Düsseldorf, E.ON lanzó el mensaje de que ha oído a Madrid, pero sigue adelante.