El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se ha reunido este lunes con la vicepresidenta de Asuntos Económicos, Elena Salgado, y con miembros de su gabinete para preparar la próxima cumbre del Eurogrupo, que se celebrará en próximo jueves con el reto de intentar aliviar la crisis griega y frenar así los ataques a las deudas soberanas. Según han informado fuentes del Ejecutivo, ha sido una reunión larga e intensa, centrada en las respuestas que los 16 países de la zona euro deben dar a los problemas financieros de Atenas. Este encuentro, celebrado en la Moncloa, y el hecho de que el vicesecretario general del PSOE, José Blanco, se encuentre fuera de España, ha llevado al partido a suspender la reunión de su comisión ejecutiva, prevista para esta mañana. En opinión de Zapatero, que ya citó a Salgado la semana pasada para analizar la escalada de la prima de riesgo, las incertidumbres sobre el rescate griego y sobre el papel que deben desempeñar los bancos en él son el origen de la última crisis de las deudas soberanas de los países periféricos de la zona euro. Los jefes de Estado y Gobierno de los países de la Eurozona se reunirán el jueves en sesión extraordinaria para tratar de acordar el segundo rescate a Grecia y frenar así el contagio de la crisis de deuda a España e Italia. "En nuestra agenda estará la estabilidad financiera de la eurozona en su conjunto y la financiación futura del programa de Grecia", señaló el viernes el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy. Van Rompuy había propuesto convocar la cumbre para el pasado viernes 15 de julio, y contaba con el apoyo de países como Francia o España, pero la resistencia de Alemania y Holanda obligó a retrasarla hasta esta semana. El principal escollo para aprobar el segundo rescate de Grecia consiste en definir la participación de los bancos, una exigencia de Alemania, Países Bajos, Finlandia y Austria para que la ayuda sea aceptada por los ciudadanos. Estos países reclaman una contribución sustancial del sector privado aunque las agencias de rating lo interpreten como un impago. En contraste, el Banco Central Europeo, con el apoyo de países como España, se opone frontalmente a cualquier impago por considerar que agravará el contagio a otros países de la eurozona de forma similar al terremoto que causó la quiebra del banco estadounidense Lehman Brothers en el 2008.