«Llevo diez años cultivando en producción ecológica. Tener una huerta orgánica no es solo un capricho. Es una actitud ante la vida, una manera de ver las cosas. Encarar esta nueva sociedad en la que la ostentación ha pasado de moda -a la fuerza- y en la que hay que aprender a vivir con menos y apreciar lo simple. También dispongo de un pequeño colmenar, ovejas y gallinas que ayudan en el ciclo de la huerta y se complementan».