La irrupción de Vox en el Parlamento de Andalucía con 12 escaños obliga a todas las fuerzas políticas a un plus de responsabilidad para que España, que no había conocido hasta ahora una extrema derecha parlamentaria, no se convierta en una excepción entre los grandes países europeos. De una excepción, la de carecer de un partido ultra, no se debería pasar a algo excepcional, que la derecha pacte para formar gobierno con los ultraderechistas. El PP en primer lugar, pero parece que también Ciudadanos, están dispuestos a ese pacto para desalojar al PSOE del poder en Andalucía después de 36 años.

Para ello ha empezado a blanquear con mentiras el programa de Vox, del que Pablo Casado dice que no tiene nada que ver con Alternativa para Alemania, la formación ultra con la que Angela Merkel no quiere saber nada. Sin embargo, la dirigente de la extrema derecha francesa, Marine Le Pen, se ha apresurado a felicitar a Vox, lo que deja en evidencia a Casado. Ni en Francia ni en Alemania ha habido pactos entre la derecha y la extrema derecha. En Italia, quienes han formado Gobierno con la xenófoba Liga son los populistas de izquierda del Movimiento Cinco Estrellas, no los partidos tradicionales de derecha o de izquierda.

Vox es un partido xenófobo, racista y machista que quiere suprimir las autonomías, expulsar a los inmigrantes y derogar la ley sobre la violencia contra las mujeres. Su espectacular resultado se debe a diversas causas, entre ellas la influencia de los movimientos populistas que se imponen en Europa y Estados Unidos, pero en España hay otra razón específica, que es la reacción al ‘procés’ catalán. De ahí que la responsabilidad debe afectar también a los partidos independentistas, que, en lugar de culpar a los otros del auge de Vox, deberían plantearse qué es mejor, si votar, por ejemplo, los Presupuestos Generales del Estado para que Pedro Sánchez siga en la Moncloa o propiciar una alternativa de la derecha dura en toda España.

En cuanto a la formación de Gobierno en Andalucía, parece inevitable la alternancia, pero el cambio no debería producirse con los votos de la extrema derecha. El PSOE, el PP y Ciudadanos deberían encontrar otras fórmulas y establecer un cordón sanitario para que Vox no sea el que decida el Gobierno andaluz. Si hay pacto entre la derecha y la extrema derecha, las consecuencias de tan nefasto precedente serán imprevisibles.