La Junta de Extremadura ha prorrogado durante una semana más los actuales aforos de la hostelería y el comercio de Extremadura, y el horario hasta el toque de queda, establecido a las 22,00 horas, con el objetivo de «consolidar las cifras de incidencia y seguir bajándolas». El gobierno regional ha preferido pecar de prudente antes que lamentar un empeoramiento de la situación que, de un tiempo a esta parte, presenta la pandemia en la región, la cual registra los mejores datos de toda España a nivel de incidencia.

A pesar de los comentarios a favor de la flexibilización de medidas, avanzados por algunos colectivos mas por deseo que por certeza, Extremadura esta semana «no va a adoptar ninguna medida de flexibilización en ninguna de las actividades», señaló ayer el vicepresidente segundo y consejero de Sanidad y Servicios Sociales, José María Vergeles, en rueda de prensa. Por tanto, será en los próximos consejos de gobierno de las próximas semanas cuando se revisen estas medidas, «siempre que la incidencia acumulada se

vaya comportando» como actualmente, es decir, en retroceso.

El consejero de Sanidad explicó que se ha hecho un «esfuerzo mayúsculo» al permitir una «cierta flexibilización» a los sectores del comercio, la hostelería, la cultura y el deporte, «pero esta semana necesitábamos parar» para «consolidar» esta realidad y analizar «de forma clara cómo están incidiendo las nuevas variantes» en la región.

Se trata, una vez más, de sopesar y decidir si se apuesta por la sanidad o por la economía, viendo por un lado el buen comportamiento de la curva de contagios de covid, pero por otro la crisis acuciante que padecen decenas de empresarios y autónomos de nuestra región hundidos por las medidas restrictivas.

Sin ir más lejos ayer se desarrollaron sendas manifestaciones en Mérida y Plasencia para pedir ayudas públicas y solicitar una mayor flexibilización. Sin embargo, parece obvio que en esta lucha contra el virus ya pesa la experiencia de los errores cometidos y se es consciente de que desescaladas demasiado rápidas, movilidad de personas y relajación de medidas solo conducen a un empeoramiento de la situación y un aumento tanto de contagios como de ingresos hospitalarios como de muertos. El plan de Navidad es el ejemplo, pero otras desescaladas como la de junio también. Así pues, no está de más parar, consolidar la situación y después volver a avanzar.