Desde la Consejería de Sanidad y Políticas Sociales de la Junta de Extremadura confirman que en un solo año el SES ha tenido que atender a 50 menores de edad con graves problemas de dependencia del alcohol, algunos de ellos asociados a cannabis. Este dato, que reflejábamos el sábado en el Periódico, denota el problema al que nos enfrentamos como sociedad. Básicamente se trata de chavales de instituto que han dejado de controlar esa supuesta actividad de ocio que consiste en beber y lo han convertido básicamente en su refugio, como aseguran expertos en dependencia. Hasta tal punto que necesitan asistencia médica. Hay afectados desde los 13 años y en casos puntuales aparece la cocaína. Lo más común es que el 80% de los casos sean chicos frente a un 20% de chicas y se da en hogares donde casi nunca hay ningún familiar en casa. Además, aunque hay situaciones de todo tipo, el nivel social o económico no es un factor condicionante. El reto como sociedad consiste en que este tipo de actitudes no se repitan en las jóvenes generaciones y que la tolerancia al alcohol no sea una práctica tan habitual que permita a los niños entender que se trata de algo tan normal como cualquier otro tipo de ocio.