Los datos del último sondeo del Centre d’Estudis d’Opinió (el CIS catalán) confirman el estancamiento del procés soberanista. Los partidarios de la independencia de Cataluña han disminuido significativamente. A mediados de julio, antes del debate de investidura de Pedro Sánchez, los favorables a la independencia eran el 44% (el porcentaje más bajo de los últimos dos años), frente al 48,3% de los que se mostraban contrarios. La cifra más baja de independentistas se registró en junio del 2017 (41,1%), y tras el 1-O y la DUI osciló entre el 46,7% y el 48,7% hasta el descenso actual. La inflexión se ha producido entre marzo y julio, coincidiendo con la celebración en el Tribunal Supremo del juicio contra los líderes independentistas, un proceso que copó la actualidad informativa.

La encuesta revela otros dos datos a considerar: solo un 9% de los consultados defienden la vía unilateral, por la que el CEO ha preguntado por primera vez, y el independentismo no logra ampliar la base, ya que el 74% de los votantes de los comuns están en contra, porcentaje que sube al 87% en el electorado del PSC. Cuando el sondeo ofrece a los catalanes cuatro opciones para elegir, el Estado independiente es deseado por el 34,5%. Es la primera opción individualmente pero la cifra más baja desde febrero del 2012, superada de largo si se suman las otras alternativas: Estado federal (24,5%, en aumento); comunidad autónoma (27%) y región (7,8%). Todo ello lleva a indicar que el independentismo pierde fuelle.

La traslación electoral de estas opiniones no se refleja en un cambio en la correlación de fuerzas. El independentismo seguiría manteniendo la mayoría absoluta en el Parlament si ahora se celebraran elecciones autonómicas. Como ya avanzaron otras encuestas, ERC se impondría con claridad (entre 38 y 40 escaños), por delante del PSC y Junts per Catalunya (empatados a unos 25 escaños) y seguidos de Ciutadanos (23/24), que pasaría de primera fuerza a cuarta en escaños y a tercera en intención de voto. Oriol Junqueras es el líder más valorado, mientras suspenden Carles Puigdemont y Quim Torra, cuyo gobierno desaprueba el 56% de catalanes.

El dominio de ERC y el PSC en la centralidad de la política catalana se repetiría si se vuelven a celebrar elecciones generales tras el fracaso de la investidura de Pedro Sánchez. Unos datos a tener en cuenta a las puertas de un otoño que promete ser caliente.