Por norma general, siempre habrá un papel, una colilla, un excremento sin recoger... El incivismo, por desgracia, se continúa dando y es una cuestión que resulta difícil de abordar. Tener las calles, las aceras, los parques y los jardines como el salón de una vivienda no parece fácil de conseguir, pero otra cosa muy distinta es que haya lugares donde parece que nunca ha pasado un barrendero, o que lo hace con menos frecuencia de lo que se considera necesario para poder salir a la calle y no tener que ir pendiente a cada paso de llevarse una desagradable sorpresa pegada a los zapatos. El problema de los perros, sus cacas y sus orines, suele ser el más común a la hora de definir las carencias de la limpieza viaria, y resolverlo no es tarea fácil. Incivismo en su máxima expresión por parte de los dueños de los animales, por más campañas que se hagan desde distintos ayuntamientos advirtiendo de lo desagradable que resulta encontrarse con una caca en el trayecto o con un rincón pestilente debido a los orines, por no hablar de la base de muchas farolas que están inservibles con el paso del tiempo. Los vecinos afectados procuran buscar remedios caseros para evitar que los perros no miccionen en las esquinas y portales de sus calles, pero estos no parecen dar sus frutos. De todas maneras hay que tener mano dura para acabar con esas malas prácticas.