La canciller alemana, Angela Merkel, tiene por delante una difícil tarea, tras las elecciones en el estado de Baviera, para mantener la gran coalición de gobierno. La CSU bávara sufrió el domingo una derrota histórica. Los socialcristianos siguen siendo mayoritarios, con un 37,4% de los votos, pero es el peor resultado desde los años 50 del siglo pasado. Se confirma la entrada de la extrema derecha de Alternativa para Alemania en el Parlamento regional, con un 10,3% de los votos, donde no estaba hasta ahora, pero los resultados no pueden leerse solo destacando el éxito ultra, sino más bien como una bofetada a los dos grandes partidos que gobiernan en coalición en Berlín, la CDU de Merkel y el SPD, que se hunde, ya que ha habido un fuerte ascenso de los Verdes, que pasan a ser el segundo partido regional. ¿Cómo se explica este vuelco en un Estado que goza de los salarios más altos y del desempleo más bajo de Alemania? El voto castiga la política de la gran coalición y sus querellas internas, pero también el giro derechista que el presidente bávaro, Markus Söder, ha dado a su política migratoria, que por una parte, ha legitimado el discurso de la extrema derecha y, por otra, ha provocado la huida hacia los Verdes y otros partidos de los electores moderados de la CSU. ¿Cómo afectarán los resultados a Merkel? En principio, no son favorables, pero todos están pendientes ahora de los próximos comicios en el estado de Hesse.