Como era de prever, ha habido pacto de las tres derechas para que el PP y Ciudadanos gobiernen Andalucía con el apoyo de los 12 votos de Vox en la investidura del candidato popular Juan Manuel Moreno, que se convertirá en el primer presidente no socialista de la Junta de Andalucía desde 1982. Para alcanzar el pacto con Vox, el PP ha admitido 37 propuestas del partido ultra, que ha retirado los puntos más excéntricos, como la devolución de competencias al Estado, la expulsión de 52.000 inmigrantes ‘sin papeles’, la derogación de la ley de violencia de género, la de igualdad y la de protección de las personas LGTBI, y la eliminación de las subvenciones a organizaciones islámicas o feministas.

Vox rebaja sus planteamientos, pero, a cambio, el PP asume parte del ideario ultra en economía, educación, familia y cultura, con la sustitución de la ley de memoria histórica por una ley de concordia; la creación de una Consejería de Familia; la promoción de la adopción; la atención especial a los embarazos no deseados; la no injerencia de los poderes públicos en la educación no reglada; el compromiso de evitar las medidas que puedan favorecer un efecto llamada en inmigración; la rebaja de varios impuestos y la supresión de diversas medidas sanitarias.

El acuerdo se produce tras la presentación el martes por Vox de un documento de máximos que parecía destinado, como así ha sido, a presionar en la negociación para conseguir objetivos menos ambiciosos y permitir así al PP que presentara el pacto final como un triunfo de su resistencia inicial ante las exigencias «inaceptables» de Vox. Pero, más allá de estrategias y escenificaciones, lo cierto es que el PP presidirá Andalucía tras un pacto con la extrema derecha. Esa es la verdad, que alcanza también a Cs, aunque el partido naranja se haya desmarcado desde el principio y ni siquiera haya aceptado sentarse con Vox. Para reforzar esta imagen, antes del acuerdo entre el PP y Vox, se anunció al pacto entre el PP y Cs con el mantenimiento íntegro de las 90 medidas acordadas hace días.

Se diga lo que se diga, el pacto con la ultraderecha existe, aunque Vox no entre en la Junta. Habrá que ver, pues, las repercusiones que tendrá entre los barones del PP críticos con Vox -algunos de ellos apoyaron a Sáenz de Santamaría frente a Pablo Casado- y en las alianzas de Cs para las elecciones europeas con el partido de Emmanuel Macron y para las de Barcelona, con la lista de Manuel Valls.