Llegado el día en que se vota, las matemáticas pasan a ser las protagonistas de las elecciones en EEUU. De lo que se trata es de acumular 270 votos electorales de los 538 repartidos entre los 50 estados de la unión y el Distrito de Columbia. Este año, la presidencia se jugará en 15 estados, todos ellos, menos Pensilvania, territorios en los que George Bush ganó en el 2004 a John Kerry y en los que ahora Barack Obama se encuentra por delante en los sondeos o está muy cerca de John McCain.

La referencia a partir de la que se juegan estas elecciones es el resultado del 2004. Bush ganó a Kerry por 286 votos electorales a 252. Por tanto, lo que necesita hacer Obama para llegar a la Casa Blanca es sumar 18 votos electorales más. Dado que todos los estados menos dos (Maine y Nebraska) asignan sus votos electorales bajo la regla de que quien gana el estado se los lleva todos, Obama tiene diferentes formas de ganar.

FLORIDA Y OHIO

La más rápida, obvia y supuestamente fácil es ganarle a McCain Florida u Ohio, de ahí que estos dos estados se hayan convertido en dos de los principales campos de batalla de las elecciones. Son, además, los territorios que le dieron la victoria a Bush en el 2000 ante Al Gore y en el 2004 ante Kerry. Se trata dos estados con una composición demográfica muy diferente. Ohio es un estado de clase trabajadora industrial, duramente golpeado por la crisis económica. Florida es más diverso y complejo, con la tercera edad y el exilio cubano como tradicionales bastiones republicanos.

Pero la presidencia, esos 18 votos electorales, no pasan obligatoriamente solo por Ohio y Florida. La magnitud del reto de McCain viene dada no solo porque todas las encuestas coinciden en que va por detrás, sino porque los sondeos deben equivocarse no una ni dos veces, sino en una decena de casos. Virginia, por ejemplo, más otro estado le serviría a Obama. Lo de Virginia (que no vota por un candidato demócrata desde 1964), Carolina del Norte o Georgia es el mejor ejemplo del calado de la obamamanía. Estados sureños, con una complicada historia de esclavitud, segregación y discriminación racial a sus espaldas, han hecho que Obama sea competitivo y que, en el caso de Virginia tenga sólidas esperanzas de ganar. Esta es una de las noticias más impactantes de este ciclo electoral.

Como también lo es el caso de Nevada, Nuevo México y Colorado, donde Obama encabeza los sondeos a lomos del apoyo de la comunidad hispana, desafiando también la asunción de que las suspicacias racistas entre latinos y negros lastraba mucho sus posibilidades entre esta comunidad. De hecho, la campaña de Obama afirma que el hecho de que Arizona esté en la lista en disputa se debe únicamente a que McCain es senador por ese estado.

Pero que a pesar de eso Arizona sea competitivo es muy significativo, como también lo es que lo sean tradicionales baluartes republicanos como Indiana, Montana, Misuri y Carolina del Norte. Para desespero de McCain, su mejor baza para compensar pérdidas es robar Pensilvania a los demócratas. Pero allí los sondeos también son contundentes a favor de Obama.