La decisión no es firme y aún tardará unos días en tomarse. Pero en la plana mayor del PSOE, tercera fuerza en Navarra, ayer ganaba fuerza la apuesta por encabezar el Gobierno foral de la mano de la segunda lista más votada, Nafarroa Bai, coalición dirigida por dos fuerzas aberzales junto al PNV y EA. La ejecutiva socialista no abordó ayer este debate, pero José Luis Rodríguez Zapatero sí dejó claro a los suyos que el PSOE está abierto a pactar con cualquier partido salvo con dos: Acción Nacionalista Vasca (ANV), apoyada por Batasuna, y el PP, cuya marca electoral en Navarra ganó las elecciones forales aunque con una mayoría insuficiente para formar gobierno.

Navarra, cuna del mus, alumbró el órdago como el envite máximo: o todo o nada. El domingo los votantes no repartieron buenas cartas a la gobernante Unión del Pueblo Navarro (UPN) y aún menos a los socialistas, pero estos últimos se han topado con un compañero de cartas que puede hacerles ganar la partida en la comunidad. Eso sí, a riesgo de sufrir un coste electoral en el resto de España. Un órdago en toda regla a solo diez meses de las generales. Pero también la única opción real de ganar poder autonómico, pues en Baleares y Canarias el PSOE está a expensas de terceros.

"UNA FUERZA DEMOCRATICA" Tratando de allanar el camino, varios dirigentes socialistas recordaban ayer en privado que Nafarroa Bai (en adelante Na-Bai) es una fuerza "inequívocamente democrática que condena la violencia". En efecto. Se trata de una candidatura integrada por cuatro partidos de adscripciones distintas, pero desvinculados de ETA: Aralar, escindida de Batasuna por su apoyo al terrorismo; Batzarre, heredera del extinto Euskadi Mugimendu Komunista (EMK); y el PNV y EA, hasta ahora minoritarias en Navarra.

Será, con todo, el comité federal del PSOE el que, el próximo 9 de junio, fije la estrategia de pactos poselectorales. Entretanto, en las filas socialistas todo son cábalas. A algunos les atemoriza la campaña de descrédito que sufrirá el PSOE si se alía con una fuerza soberanista como Na-Bai. Pero otros arguyen que si el miedo al acoso del PP dictara la estrategia de Zapatero, este estaría condenado a la parálisis.

La mayoría absoluta en el Parlamento navarro se sitúa en 26 escaños: dos menos de los que tiene la UPN junto a sus aliados centristas de la CDN y, en cambio, la suma exacta de Na-Bai (12), Partido Socialista de Navarra (12) e Izquierda Unida de Navarra-Nafarroa Ezker Batua (2).

Na-Bai ya se han ofrecido a los socialistas para, junto a IU, desalojar a los conservadores del poder, y su candidato a la presidencia, el exdirigente de Herri Batasuna Patxi Zabaleta, ratificó ayer que "lo más importante tras las elecciones es un cambio en el Ejecutivo con sentido progresista". "El reparto de cargos, incluido el de presidente, está en tercer lugar", remachó Zabaleta, ofreciendo así su renuncia a la presidencia pese a haber cosechado más votos que el candidato socialista, Fernando Puras.

CALABAZAS A SANZ El presidente en funciones de la comunidad, el popular Miguel Sanz, se apresuró ayer a llamar a Puras para explorar la disposición socialista a apoyar su investidura o, en su defecto, abstenerse para permitir que gobierne en minoría. "Todas las puertas están abiertas", proclamó Sanz. Pero Puras compareció después para cerrar algunas. Aún supuran en el PSOE las heridas de la feroz campaña de la UPN, que le acusó de estar dispuesto a "vender" Navarra a Euskadi a cambio de gobernar la comunidad.

El dirigente socialista descartó propiciar un gobierno en precario de la UPN y aseguró que se ve como el próximo presidente. "Pero no a cualquier precio", marcó el terreno.