José María Aznar hizo ayer campaña en Barcelona dispuesto a capitanear la operación de abordaje a CiU que ambiciona el PP en Cataluña. Durante su intervención en un almuerzo-mitin del PPC, reprochó a la federación nacionalista que ahora se niegue a reconocer sus acuerdos con los populares, y advirtió de que "la carrera de radicalismo" que ha emprendido sólo beneficia a Esquerra Republicana de Cataluña (ERC).

"Cuando uno juega a disfrazarse de radical, lo que ocurre es que la gente opta por lo auténtico", ejemplificó. Ante la deriva soberanista de CiU, que dio por consumada, Aznar ofreció su proyecto: "el partido del reformismo en España está aquí, también es el partido del centro y del reformismo en Cataluña". Para desplazar a CiU del centro político, consideró que a su partido no le hace falta "disfrazarse de nada", sólo "defender sus convicciones".

Unas convicciones entre las que subrayó la de no entrar en el juego de ver "quien es más nacionalista" con propuestas para "romper en pedazos el consenso constitucional". E insistió en su idea de que todo "experimento" en este terreno pone en peligro la estabilidad y el progreso económico de Cataluña.

La respuesta de CiU fue inmediata. Su secretario general, Josep Antoni Duran Lleida, advirtió de que el PP del futuro, si sigue por la senda del "radicalismo" de Aznar y mantiene sus interpretaciones restrictivas de la Constitución, hará "inviable el modelo de convivencia democrática y de respeto de la pluralidad" del Estado, informa Montserrat Baldom . Según Duran, CiU ya está "harta" de que Aznar quiera dar "lecciones" y consideró una "suerte" para el Estado que "se vaya".