Por distribución territorial, Cataluña y el País Vasco son las comunidades en las que el PP tiene más resistencias para su aceptación. En ambas autonomías se dan los porcentajes más altos de respuestas (siete de cada 10) que acusan al PP de ser un partido radical. En el resto, la mayoría no ven este extremismo: las más condescendientes son las dos Castillas, Madrid y la Comunidad Valenciana y Andalucía.