La familia de Isaías Carrasco, el exedil del PSE asesinado ayer por ETA, ha estado arropada por numerosas personas y representantes institucionales y de todos los partidos democráticos en Arrasate (Guipúzcoa) durante el funeral del exdirigente. La hija mayor de la víctima, Sandra, ha agradecido el apoyo recibido "en estos momentos tan duros".El obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, ha oficiado la ceremonia religiosa a la que han acudido personalidades políticas encabezadas por la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, y el lendakari, Juan José Ibarretxe. Otros de los representantes institucionales presentes en el sepelio han sido el presidente del Senado, Javier Rojo; el presidente de la Generalitat de Catalunya, José Montilla; y los presidentes de Cantabria, Asturias y Andalucía, Miguel Ángel Revilla, Vicente Álvarez Areces y Manuel Chaves, respectivamente.También han estado presentes dirigentes de todos los partidos democráticos, entre ellos, el secretario de Organización del PSOE, José Blanco; el presidente y el secretario general del PSE, Jesús Eguiguren y Patxi López; el portavoz parlamentario del PP, Eduardo Zaplana; el coordinador general de IU, Gaspar Llamazares, y el presidente del PNV, Iñigo Urkullu.Aplausos de despedidaLos aplausos y las escenas de dolor y solidaridad con la familia se han sucedido desde que el féretro con los restos mortales de Carrasco ha salido del ayuntamiento precedido por cerca de 50 coronas y ramos de flores. El ataúd ha atravesado la plaza del pueblo a hombros de familiares de la víctima, del líder del PSE, Patxi López, y de concejales socialistas de Arrasate.El oficio religioso ha comenzado pasadas las cinco de la tarde en la parroquia San Juan Bautista, que se encontraba abarrotada de público, mientras en el exterior del templo, cientos de personas seguían bajo la lluvia las palabras del obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte.Conmoción e indignaciónEntre el llanto de algunos de los asistentes, Uriarte ha constatado en su homilía la conmoción e indignación provocadas por "la violencia desalmada de ETA" y ha animado a los presentes a ejercer con "coraje" la "libertad de espíritu en este momento político decisorio, sin que ninguna coacción" encuentre "el eco más mínimo" en la sociedad. Al término del funeral, al que no han podido acceder los medios de comunicación por expreso deseo de la familia, el féretro ha salido del templo portado a hombros hasta el coche fúnebre, que ha abandonado la plaza del pueblo entre los aplausos de los asistentes. Los familiares también han decidido que la incineración de sus restos mortales tenga lugar en la intimidad.