El presidente del Partido Popular consiguió introducir la inmigración en campaña con controvertidas propuestas. La primera, un contrato de integración para el inmigrante que desee establecerse en España y en el que este se comprometería a cumplir las leyes y respetar las costumbres de este país --costumbres que no se explicitan--. También, un nuevo sistema de visados y permisos de trabajo basado en el concurso por puntos. Y una reforma de la ley de igualdad para prohibir el uso del velo islámico en las escuelas. El líder conservador defiende que "no se puede tolerar que españoles pierdan derechos porque vengan extranjeros", aunque en su programa electoral no se concreta una solución a esta presunta pérdida de derechos de la población autóctona.

El presidente Zapatero juzga las propuestas de su rival del PP de "xenófobas" e insiste en mantener la política aplicada en la pasada legislatura. A partir del principio de que el inmigrante ilegal será repatriado y que el legal tiene los mismos derechos y deberes que el resto de ciudadanos españoles, propone aumentar los acuerdos con los países de orígen; mejorar los procedimientos de expulsión de los inmigrantes ilegales, y reforzar el control y la lucha contra la contratación irregular.