Karina tiene 13 años, estudia en el Instituto San Martín de Talayuela y lleva a clase el hiyab , un pañuelo que cubre su cabeza pero no su rostro. Como muchas otras adolescentes que residen en este municipio de unos 10.000 habitantes, se mantiene firme en sus creencias y es fiel a las tradiciones heredadas de su familia. Muchas otras niñas y jóvenes prefieren no llevar hiyab con el fin de parecerse más a las chicas con las que comparten clase.

Abdellah Errguig, intermediador cultural, trabaja para UGT y es secretario de la asociación Annour "la única que representa a los inmigrantes magrebíes", afirma. Ha ojeado el censo, pero solo ha encontrado, a simple vista, el nombre de dos o tres magrebíes con derecho a voto. "Es positivo que votemos porque ahí es donde podemos tener la palabra fuerte; sin eso no podemos conseguir nada", sentencia.

Según el Ministerio de Justicia, los ciudadanos extranjeros pueden solicitar la nacionalidad española cuando han residido en España durante 10 años. Es una norma general, pero tiene excepciones: iberoamericanos, andorranos, filipinos, guineanos y portugueses son ciudadanos españoles, a todos los efectos, a los dos años.

"Es una ley que limita la libertad de los magrebíes", opina el intermediador. Además, el hecho de que obtenga la nacionalidad española el cabeza de familia no implica que la consigan sus hijos. Abdellah Errguig, por ejemplo, tiene cuatro hijos y el mayor de todos tiene 12 años; saca buenas notas y está plenamente integrado, pero como solo lleva seis años en España deberá esperar otros cuatro para ser español.

Cinco candidaturas optan a la Alcaldía de Talayuela: PSOE, PP, Coalición Extremeña, Iniciativa Habitable y Democracia Nacional. El PSOE, en su acto de presentación, lanzó un guiño a los magrebíes, pero su programa electoral no contempla ni una sola propuesta para este colectivo. Pese a lo abultado de la población inmigrante (3.995 personas de 24 nacionalidades, la mayoría de Marruecos), tampoco el PP propone medidas para estos ciudadanos. Iniciativa Habitable, "desde la moderación y el respeto", contempla "el control de la inmigración vinculándola a la contratación en origen y a la necesidad del mercado laboral". Esta formación quiere acabar con los fraudes en permisos, reagrupaciones ciudadanas o empadronamientos ficticios.

Pero quien realmente es inflexible es Democracia Nacional: "Las personas que hayan entrado irregularmente en España no serán censadas", sostiene su cabeza de lista, Alejandro Vélez, funcionario de Prisiones residente en Badajoz. "Si en circunstancias acreditadas es necesaria mano de obra extranjera, el Servicio Municipal de Empleo será el encargado de la contratación. Se dará preferencia a los inmigrantes semejantes a nuestra cultura", indica su programa, que ha completado una lista de extremeños residentes en otros lugares "por solidaridad con los vecinos de Talayuela".

José Moreno, alcalde, recibió, en nombre de su pueblo la Medalla de Extremadura por dirigir el destino de un municipio tolerante. Después de 16 años de mandato ha decidido retirarse a un segundo plano y durante este tiempo ha concedido decenas de entrevistas a medios de comunicación de dentro y fuera de España, interesados por el fenómeno de la inmigración.

Hasta la llegada masiva de inmigrantes, Talayuela tenía 13 concejales; desde hace dos legislaturas 17 escaños conforman un Ayuntamiento que ahora se reparten PSOE (10), PP (4). Extremadura Unida (2) y un independiente (1). La reducción del censo estuvo a punto de provocar la vuelta a los 13 concejales de 1999, pero al final la composición permanecerá igual. De las bajas vecinales registradas en el último año, el Ayuntamiento ha contabilizado unas 500 de magrebíes; las expectativas de trabajo no son muy buenas para unos hombres que viven, fundamentalmente, del jornal del tabaco, un cultivo en horas bajas.

"Por falta de trabajo en el tabaco y el espárrago se marcharon ya familias a Murcia, Huelva o al norte", afirma el intermediador. En el 2005 residían en Talayuela 2.934 hombres y 1.061 mujeres de distintas nacionalidades, pero hoy la cifra ha descendido de forma progresiva. El Gobierno ha denegado numerosos permisos de trabajo y residencia por la falta de empleo, lo que ha propiciado el éxodo de los magrebíes y de sus familias.

Talayuela es un municipio con un entramado poblacional tan amplio como disperso; por ejemplo, para viajar a Pueblonuevo de Miramontes (917 vecinos), entidad local menor dependiente del municipio matriz, hay que emplear casi media hora en coche. Algo más cerca están Barquilla de Pinares, una pedanía de apenas 700 habitantes, y Tiétar, una entidad menor de 1.000 vecinos. De todos los núcleos, el que más apego guarda con Talayuela es Santa María de las Lomas (736 habitantes), ya que apenas dista 4 kilómetros del mismo.

Talayuela tiene campo de golf, el único público de la región. También tiene mezquita, oficina del Sexpe, centro de salud, dos farmacias, polideportivo y dos campos de fútbol de césped, pero no tiene secretario ni interventor y un simple funcionario pelea por controlar toda la actividad municipal. Presenta uno de los mayores niveles de crecimiento poblacional de Extremadura. Y la vida sigue.