Los amigos y compañeros de Isaías Carrasco obligaron a la alcaldesa de Arrasate, Inocencia Galparsoro, a salir del hospital donde agonizaba el exedil. La primera edil de ANV comprobó que la convulsión provocada por el asesinato se volvía en su contra, y que se avecinan tiempos muy sombríos para su partido. Horas más tarde, tuvo que enfrentarse a la indignación de sus convecinos y abandonó el ayuntamiento por la puerta de atrás tras no condenar el atentado.