Mariano Rajoy, presidente del PP, ha perdido las últimas elecciones generales. También perdió las anteriores. Ahora está pensando qué hacer con su futuro. Y con el del partido. Todos esperan que esta tarde, a las 17.00 horas, desvele sus intenciones, puesto que ha convocado a su comité ejecutivo.

Si Rajoy se queda, tendrá que someterse a un congreso y, casi con toda probabilidad, cambiar las estructuras del partido y dar cabida a caras nuevas , ofreciendo a los veteranos, que no han sabido conectar con el electorado, una digna salida.

Si decide marcharse, tendrá que preparar igualmente el congreso y, de paso, facilitar el camino a alguien capaz de convencer al partido y a los ciudadanos de que es una alternativa real al PSOE.

ASPIRANTES Sea lo que sea lo que tenga a bien hacer Rajoy, hay algunos dirigentes del PP que nunca han ocultado sus deseos de aspirar a la presidencia del Gobierno. Tal es el caso de Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón. Otros han visto incrementadas sus posibilidades al hacerse fuertes en los territorios que regentan --como Francisco Camps-- o ser parte importante de los equipos que lo hicieron posible --caso de Esteban González Pons--. También hay quien ha llegado con fuerza a un partido que andaba falto de ilusión: Manuel Pizarro, que no descarta liderar si así se lo demandan las bases.

En el otro lado están los que saben que el suyo es un camino sin retorno. En ese grupo están el expresidente José María Aznar, sus exministros Angel Acebes y Eduardo Zaplana o el que ahora se dedica a sus labores económicas y asesorar a otros, Rodrigo Rato. Pero Rajoy es quien tiene la palabra.