Faltaban diez minutos para el final del debate entre Alberto Ruiz Gallardón y Miguel Sebastián en TVE cuando el candidato socialista preguntó al alcalde por su "relación" con una imputada en el caso Malaya. Sebastián blandió la foto de Montserrat Corulla, abogada amiga de Gallardón, a la que el juez Miguel Angel Torres investiga como testaferro de los negocios en Madrid de Juan Antonio Roca, el cerebro de la corrupción en Marbella. La alusión y la reacción del alcalde --que solo acertó a negar cualquier "relación profesional" con ella-- han supuesto un obús que ha reventado la campaña por la alcaldía de Madrid.

El asunto introducido por Sebastián en el debate tiene todos los ingredientes para interesar al gran público, incapaz de entender la telaraña que tejió Roca para enriquecerse en Marbella, pero muy rápido en asimilar los líos de faldas que completan esas informaciones. Ese componente morboso es el que intentó sumar Sebastián a su exigencia de recibir "explicaciones" sobre presuntas irregularidades urbanísticas perpetradas por el Ayuntamiento de Madrid para favorecer los intereses de Corulla --y por ende, de Roca-- en tres palacios en el centro de la capital. La abogada ya pasó cinco meses en prisión provisional y está en libertad tras depositar una fianza de 50 millones de euros.

El golpe de Sebastián casi tumbó a Gallardón, que no esperaba una incursión de esa "bajeza", según confesó después. Consciente de que su esposa y sus cuatro hijos estaban viendo el debate, insistió en pedir a su oponente que no entrara "en su vida personal".

El candidato socialista volvió a negar ayer que su intención fuera averiguar la "vida privada" del alcalde. "Me da igual el sexo o quién sea esa persona. Lo que pregunté es si había intercedido en favor de algún imputado. Mantengo la pregunta", dijo.

El PP atribuye la estrategia del candidato socialista --que contó con el beneplácito previo de la dirección federal del PSOE-- a la "desesperación" por una derrota que las encuestas dan por segura. Mariano Rajoy telefoneó a Gallardón para expresarle su indignación por la "bajeza moral" de su contrincante.