Mariano Rajoy eligió Cádiz como punto de partida para la que será, sin duda, la campaña electoral más importante de su vida política, durante la cual intentará su particular reconquista de España, una de las palabras que más veces dijo ayer en el mitin en la provincia gaditana, horas antes de la virtual pegada de carteles. "Cuando hablamos de España nos miramos en el espejo de Cádiz, de la Constitución de 1812. Cuando decimos que España es una nación de ciudadanos libres e iguales, estamos pensando en España", enfatizó.

Dicho esto, subrayó que ha llegado el momento de que José Luis Rodríguez Zapatero deje de ser el presidente del Gobierno, por entender que la nación española "es un concepto discutido y discutible". Después, se ofreció como el candidato mejor situado para sustituirle y trabajar, "con cabeza y corazón", en pro de los valores de la Carta Magna de 1812, de la Constitución del 78 y de la unidad del país. "Estoy para unir y no para dividir", sentenció.

SALIR DE LA OPOSICION Rajoy empezó por dar las gracias por su respaldo a los miles de militantes y simpatizantes que respondieron ayer a la convocatoria que él mismo les hizo en la tacita de plata, acompañado, entre otros, de la alcaldesa de Cádiz y candidata al Congreso, Teófila Martínez, y del aspirante a la presidencia de Andalucía, Javier Arenas, que se someterá al veredicto de las urnas andaluzas el mismo día que Rajoy lo hará en toda España. "Os doy las gracias desde lo más profundo de mi corazón. Han sido cuatro años muy difíciles, muy duros. Nos han dicho de todo y por su orden. Nos lo siguen diciendo. Pero no contaban con que el PP es un gran partido", aseveró el líder conservador que, una y otra vez, exclamó que va a ganar las elecciones y que abandonará la oposición, algo que intuye, siente y palpa, señaló.

A continuación, y como ha venido siendo habitual en los últimos actos de precampaña, avisó a su auditorio de que se disponía "a hablar de Iñaki Gabilondo", el periodista que, involuntariamente, se ha convertido en protagonista del discurso del candidato popular. Así, se refirió al momento en el que Zapatero comentó al presentador --cuando pensaba que no le oían-- que le interesaba que hubiera tensión electoral. "Dijo que quería tensión, dramatismo, crispación. En realidad, es lo que lleva propiciando toda la legislatura, el poner cara de ursulina y echarle la culpa al PP", sentenció.

Para terminar, criticó a los socialistas el haber puesto en marcha una campaña basada en el reproche a los populares y no en la defensa de propuestas propias. "Su programa consiste en el vótenme a mí para que no gane el PP ", ironizó. Ante esto, invitó a los españoles a votar de forma "tranquila, serena, confiada y reflexiva".

Ahí cree Rajoy que estará el secreto de su éxito para ocupar, tras el 9 de marzo, la Moncloa, para lograr esa reconquista electoral que pretende llevar a cabo. El resultado, el 9-M.