El candidato popular a la presidencia del Gobierno, Mariano Rajoy, se enteró de que ETA había matado minutos después de participar en un acto con los más jóvenes de su partido, que había sido organizado difundiendo el lema Una caña con Rajoy en el Tony Roma´s de la madrileña plaza de Colón. Con esa jovial convocatoria y un mitin-fiesta en el pabellón Arena de Telefónica, pensaba cerrar la "mejor" campaña de su organización, según su criterio. Pero no pudo ser. La banda terrorista decidió imponer, hacia las 13.30 horas, su cruento fin de fiesta democrática al asesinar a tiros al exconcejal socialista Isaías Carrasco.

Rajoy recibió entonces una llamada. Era el presidente del Gobierno y aspirante socialista, José Luis Rodríguez Zapatero. Ambos suspendieron sus campañas. Luego, el líder del PP se fue a su sede y preparó una declaración institucional: "Es día de luto y debemos estar unidos con la familia de Isaías Carrasco. Todos debemos estar unidos y juntos contra ETA. Todo el mundo sabe lo que yo pienso", proclamó.

OPOSICION Ese párrafo resume el modo en que Rajoy decidió afrontar este atentado de víspera electoral: apostar públicamente por la unidad, pero sin dejar que se evapore la crítica que, en la legislatura, ha venido haciendo al Ejecutivo socialista y a su negociación con ETA.

De hecho, ese "todo el mundo sabe lo que yo pienso" encierra una oposición feroz de los conservadores a la estrategia del PSOE en este terreno, como quedó en evidencia con la reacción que tuvo la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, al conocer el atentado. Aguirre, que en ese momento era entrevistada en Tele 5, condenó "con todas sus fuerzas" el asesinato. Y no perdió la oportunidad de atacar a Zapatero. "ETA no ha cambiado ni cambiará, el Gobierno no le ha podido conceder la territorialidad de Navarra, pero sí hizo concesiones llamando hombre de paz a Otegui, o al dejar a De Juana pasear por San Sebastián. Una cosa es dialogar y otra negociar", espetó.

LA TESIS DE ASTARLOA Y mientras Rajoy hablaba de solidaridad con la familia y compañeros militantes de Carrasco, señalaba a los terroristas como culpables de su muerte y destacaba que la única opción es "la derrota con la ley e instrumentos del Estado de derecho", su número dos , Angel Acebes, iba preparando con José Blanco los pormenores de un comunicado conjunto que, ya por la tarde, sería leído en el Congreso de los Diputados.

A Acebes le tomó el relevo Eduardo Zaplana que, a primera hora de la tarde, se reunía con su homólogo socialista en la Cámara baja, Diego López Garrido. Tanto Acebes como Zaplana se involucraron en la redacción del texto que rubricaron todos los grupos, pero evitaron salir en rueda de prensa, dejando esta tarea al responsable del Interior del PP, Ignacio Astarloa.

Astarloa fue duro y, aunque asumió la declaración, lamentó que, a su entender, se deje "abierta la expectativa" a la negociación para la próxima legislatura. Fuentes populares señalaron que "desde arriba" se le encargó decir lo que el candidato, que debe dar "más que nunca imagen de hombre de Estado". Al tiempo, Rajoy, como Zapatero, visitaba la capilla ardiente del exedil en Arrasate.

Rajoy aprovechó para intentar transmitir desde Arrasate un mensaje de tranquilidad. Según dijo, los españoles pueden contar con "la total y absoluta certeza" de que se va a derrotar a ETA. "No tienen la más mínima posibilidad de ganarle la batalla a una nación de más de 45 millones de personas honradas, decentes, que quieren que se respete su vida y sus libertades".