Tranquilos, ya se acaba. A la vuelta de cuatro días, el show bajará el telón. No más piruetas, a veces patéticas, para reclamar el voto, no más soflamas repetidas hasta el hastío, no más peregrinaciones en mangas de camisa, agitar de banderas, niños en brazos o besos a ancianas atónitas.

Entonces, se acercará el momento en el que los denominados ´ciudadanos de a pie´, aunque la mayoría vayamos en coche, tomaremos cumplida venganza por tanta tabarra. El domingo, ellos -´los otro´- permanecerán encerrados en sus búnkers, mordiéndose las uñas y preparándose para componer gesto de victoria o derrota. Nosotros nos echaremos a la calle, iremos (o no, que la abstención también es un derecho) a votar.

Luego pasearemos, tomaremos una caña, haremos cábalas con los amigos y veremos el fútbol. Durante unas horas, el futuro de ´los otros´ estará en nuestras manos. Eso hay que disfrutarlo.