Los partidos de baloncesto tienen cuatro tiempos. Generalmente, el planteamiento inicial marca el desenlace. Si un equipo toma al principio una clara ventaja y el contrario no reacciona ni cambia de estrategia, el resultado final es claro. Pero otras veces todo se dilucida en los minutos o segundos finales. Así, el DKV Joventut, de Badalona, logró hace poco la Copa del Rey.

En cuatro años de legislatura, el PSOE ganaba siempre en las encuestas de intención de voto. La iniciativa en algunos asuntos le daba clara opción de victoria. Sin embargo, se enredaron en varios temas y cometieron errores de bulto. La oposición, el Partido Popular, ha estado dedicada hasta ahora a una labor únicamente destructiva, con una defensa agresiva basada en la suposición de que el anterior encuentro se lo habían robado.

Se acerca el final del partido. El resultado no está claro. Si la oposición es tan mala y tantos éxitos tiene el Ejecutivo, no se comprende cómo quien tiene la posesión del balón no gana claramente. Si, en cambio, el Gobierno es tan pésimo como apocalípticamente dice la oposición, tampoco se entiende (salvo por falta de renovación de personas y mensajes) cómo el PP no va ganando. Y, además, por amplia mayoría.

Con mínima ventaja del PSOE llega el 9-M. La coyuntura económica no le favorece en absoluto. No tuvo capacidad de prever el cambio o ajuste de ciclo, ni de explicarlo. Siguió subestimando al contrario. La complacencia y autosuficiencia de todo gobernante transmitió no ya confianza, sino incertidumbres, improvisación y un equipo que ocupó mucha de su tarea en trabajos estériles.

Ha habido, por parte de todos, poco juego limpio, nulo respeto mutuo y escasa dedicación a las demandas del pueblo. Ahora ambos han comenzado una cascada de propuestas y ocurrencias, como una subasta. Pero, aunque los hinchas caldean el ambiente, muchos se decantan no tanto a favor de una opción, sino en contra de la otra. Los principales motivos son evitar que la "derechona" vuelva al poder o echar al "malvado" ZP del Gobierno. Mientras, la tercera España, poco cuidada por ambos bandos, calla y no sabe/no contesta. Estos son quienes, con su voto o abstención, decidirán el próximo 9 de marzo la victoria.