Una lectura más en profundidad de los votos depositados el pasado domingo en las urnas evidencia que, por ejemplo, los dos diputados de Vox estaban más que asegurados en Extremadura y que era difícil que el PSOE subiera de escaños en la región.

En la provincia de Badajoz los socialistas estuvieron lejos de llegar a su cuarto asiento, deberían haber reunido 10.300 papeletas más para arrebatárselo al PP, el partido que se adjudicó ese último que estaba en juego (subió así de 1 a 2 por esta circunscripción). Los populares se lo quitaron a Cs, al cual le faltaron 16.900 votos para acceder a ese diputado (más bien diputada) que sí habían logrado por Badajoz en la cita del 28-A.

La formación naranja se quedó aún más lejos de lograr representación en esta provincia que Unidas Podemos, que si bien necesitaba 6.000 votos para recuperar su escaño, esta vez la distancia fue del doble.

En Cáceres, el partido que hasta ayer lideraba Albert Rivera caminó más hacia atrás, por lo que las posibilidades de conservar su escaño fueron mínimas: habría necesitado 20.200 papeletas más en las urnas. Por lo que ese último diputado en liza en esa circunscripción fue a para a Vox, que logró 10.000 apoyos más que en las elecciones de abril y subió así su representación en Extremadura de uno a dos; y ahora con presencia en ambas provincias.

Para que el PP se hubiera adjudicado ese asiento (que habría sido su segundo por Cáceres) que finalmente se fue a la ultraderecha, tendrían que haber reunido unos 5.000 apoyos más. De esa manera habría obtenido dos diputados en esta provincia, pero se quedó solo con uno.