La CUP entra al terreno de juego del Congreso de los Diputados. El giro estratégico de una formación hasta hace pocas semanas reacia a batallar en este hemiciclo fue celebrado ayer por unas filas que persiguen el "bloqueo" y que se comprometen a custodiar las maniobras de JxCat y ERC en la Cámara baja.

Tras una campaña electoral floja y austera, los anticapitalistas cumplieron con sus expectativas pero no hicieron realidad los elogios que auguraban los sondeos que les llegaron a otorgar hasta cuatro escaños. El papel de Mireia Vehí en el debate televisivo les jugó en contra, y la CUP vio cómo flojeaban en los estudios demoscópicos después de una inyección de euforia prematura.

Cosecharon unas 244.754 papeletas (lo que supone un 6,35% de los votos) y sembraron dos escaños por Barcelona. Pero su maniobra no reforzó el bloque independentista sino que únicamente arañaron dos representantes a los republicanos. Coquetearon con un escaño por Gerona pero terminó en manos de los comuns. Tampoco en Lérida y Tarragona superaron la barrera del 3%.

Pese a todo, consiguieron igualar las butacas de Cs, PP y Vox en Cataluña y certificar su segundo mejor resultado en una cita electoral; el primero, los diez diputados que lograron en el 'Parlament' en las elecciones del 2015.

Su único precedente en el Congreso es el intento del Front Republicà, al que participaron partidos vinculados a la CUP, que reunió 113.807 votos (un 2,75%) quedándose a las puertas de la Cámara baja.

Cumpliendo con su discurso, los anticapitalistas restaron importancia a su resultado y dejaron en manos de las calles el encargo de la independencia. La plana mayor de la CUP compareció para lanzar un mensaje a JxCat y ERC: No invistan a la represión, espetó Vehí, y exigió a los socios en el 'Govern' que no den ni un voto al candidato socialista Pedro Sánchez para facilitar su investidura. A su juicio, la repetición electoral solo ha conllevado el crecimiento de la extrema derecha, por lo que llamaron a combatirla en las calles. "Hoy hay elecciones pero mañana el conflicto sigue", sentenció Vehí.

Un centenar de simpatizantes en la sede de los cupaires celebró con más entusiasmo el hundimiento de Cs que el recuento de votos a la CUP. También ambientaron la fría noche en la calle Calàbria de Barcelona a gritos de "Buch dimisión" cuando salió JxCat en la pantalla y abuchearon al PSC. Mucho más ímpetu dedicaron a Vox a gritos de" no pasarán" y "Cataluña antifascista".