Durante el debate, los cinco líderes políticos expusieron sus recetas frente a la desaceleración económica, sin apenas profundizar. Solo al final del bloque se mencionó la palabra 'crisis' en boca de Pablo Casado (PP) y de Santiago Abascal (Vox) para criticar la gestión socialista de la recesión del 2008. El futuro de las pensiones apenas ocupó algún minuto y solo para hablar de mejorar la generosidad de las prestaciones; no, de las medidas necesarias para garantizar la sostenibilidad del sistema.

Entre las recetas frente a la desaceleración económica, Pablo Casado (PP), Albert Rivera (Cs) y Santiago Abascal (Vox), por este orden, abogaron por una rebaja drástica de los impuestos y la supresión de alguno de ellos, como el de Sucesiones, para estimular el crecimiento económico por la vía del consumo y la inversión.

¿Como compensar la pérdida de ingresos? Casado no asumió que su rebaja fiscal pueda dañar la recaudación. Rivera, por su parte, abogó por «suprimir chiringuitos» y ahorrar gastos luchando contra la corrupción. Para Abascal, la respuesta pasa por suprimir el estado de las autonomías y la sanidad universal para inmigrantes.

Frente a la desaceleración en marcha, Pedro Sánchez (PSOE) y Pablo Iglesias (UP) propusieron aumentar el gasto social y evitar que el frenazo --ninguno pronunció la palabra ‘crisis’-- acabe provocando nuevos recortes sobre las clases más desfavorecidas.

En ese caso, la pregunta es ¿Cómo compensar este mayor gasto? Sánchez habló de «una tributación justa» (esquivó hablar de subir impuestos), de seguir subiendo el salario mínimo y de impulsar un nuevo modelo productivo a partir de una transición energética «justa». Iglesias sí habló abiertamente de un impuesto a la banca para financiar el gasto social y de bajar el IVA de productos básicos

Sánchez aprovechó su intervención para anunciar que si gobierna, la actual ministra de Economía, Nadia Calviño, será vicepresidenta de su ejecutivo. Además anunció un nuevo ministerio contra el reto demográfico y la despoblación.