Las insistentes llamadas de Pablo Iglesias para sacar de las elecciones generales a un Unidas Podemos fuerte que siguiera manteniendo el pulso a Pedro Sánchez para forzar la ansiada coalición cayeron en saco roto. El líder morado evitó el desplome de su formación-pasó de 42 a 35 diputados-, pero se dejó por el camino de la repetición electoral una fuerza indispensable para volver a sentarse en una mesa de negociación con el PSOE, que ha sufrido menos el castigo por el bloqueo, y exigir la puesta en marcha de un Ejecutivo bicolor.

«Si atendemos a la situación política, creo que es evidente que el PSOE debería mirar a su izquierda y apostar por un Gobierno de coalición», sentenció Iglesias, con el semblante serio, nada más conocerse los resultados finales. Un nuevo Consejo de Ministros en el que, el líder morado subrayó, «cada fuerza política que participe esté representada exclusivamente en proporción a los votos que tenga». Momentos después, reconoció haberle mandado un mensaje al presidente del Gobierno en funciones para tenderle la mano: «He escrito a Pedro Sánchez y le he dicho que creo que los resultados de estas elecciones no son buenos por la irrupción de la extrema derecha y le he dicho que tampoco son buenos para el PSOE o para nosotros».

No desbarata el «plan» / Las fallidas negociaciones entre socialistas y morados para construir un Gobierno tras el 28-A dieron como resultado una repetición de comicios, volver a llamar a los ciudadanos a las urnas seis meses después. Un escenario nada favorable para el secretario general de Podemos, que ya había perdido 25 escaños en mayo. Como revulsivo, Iglesias optó durante estas semanas por señalar al presidente del Gobierno en funciones como el culpable del desencuentro y de la ausencia de un acuerdo. Una estrategia que les ha permitido mantener la cuarta posición en el Congreso pero que no ha resultado suficiente para resistir los resultados de abril. No obstante, pese a la bajada, Iglesias se mostró contento con los escaños obtenidos y con seguir siendo «clave» en la formación de un gobierno.

Aun así, los 35 escaños morados no son suficientes para cumplir las expectativas que tenían dentro de la formación. Durante la campaña, parecía que solo revalidar los datos de las pasadas elecciones o incluso superarlos podría ser suficiente para frenar el acercamiento que, según denuncian, hay entre PSOE y PP. En este sentido, durante las últimas semanas, Iglesias puso sobre la mesa la existencia de un «plan» orquestado por los socialistas que pasaba por usar Cataluña como «la excusa ideal» para buscar un pacto con los conservadores y dejar fuera de juego a los morados. Algo que, dice, no ocurrió: «En estas elecciones algunos pensaban que nosotros íbamos a salir destruidos. Teniendo en cuenta las circunstancias, que Unidas Podemos tenga 35 diputados no entraba en los cálculos de los que quisieron convocar estas elecciones».

«Para lo que ha servido [la repetición electoral] es para que la derecha se refuerce y tengamos una extrema derecha de las más poderosas y fuertes de Europa», sentenció antes de acusar al PSOE de provocar la repetición de comicios que ha dado alas a Vox. «Creo que se duerme peor con más de 50 diputados de la extrema derecha que con ministras de Unidas Podemos», subrayó el líder de Podemos, recordando que Sánchez dijo que no podría dormir con ministros morados en el Gobierno.

Además, Iglesias tuvo que lidiar durante el último mes con la irrupción de Íñigo Errejón en la arena política estatal. Aunque los morados evitaron pronunciarse contra este paso adelante de Más País, el coordinador federal de IU, Alberto Garzón, acusó al político madrileño de «dividir» a la izquierda. En este sentido, resulta reseñable que, salvo en Huelva, UP perdió sus diputados en Las Palmas, Málaga, Cádiz, Vizcaya, Madrid, Barcelona y Alicante, siete de los 18 territorios en los que había papeleta de Más País.