Vox ha endurecido sus limitaciones a medios de comunicación para realizar su labor, vetando su trabajo en sus actos públicos, y llega al final de la campaña en franca guerra abierta contra la prensa.

La Federación de Asociaciones de la Prensa de España (FAPE) lamenta en un comunicado el veto a periodistas del grupo Prisa para la cobertura de su campaña, en lo que esa plataforma profesional considera "un nuevo paso de su intolerable estrategia de hostilidad hacia los medios de comunicación".

El veto denunciado por Prisa para El País y la cadena Ser se une a una ya larga lista limitaciones a periodistas en su actuación profesional por el partido de extrema derecha, entre las cuales están ademas las trabas a las televisiones públicas vasca, gallega y catalana, la Sexta, las emisoras de radio Onda Cero y Cataluña Radio, el diario El Mundo y los digitales El Español, Público, La Marea, Infolibre, Contexto y El Plural.

La FAPE considera que esta estrategia de Vox "supone una grave vulneración del derecho constitucional a la libertad de expresión, que ampara a su vez los derechos de prensa y de información, pilares fundamentales de nuestra democracia".

El comunicado del principal órgano asociativo de los periodistas recuerda que "en una democracia, la función de los medios de comunicación reside en informar y dar a conocer a los ciudadanos libremente, y según sus respectivos criterios editoriales, cuantos acontecimientos suceden en el país, y en especial los que protagonizan o afectan a todos los representantes políticos".

ABASCAL CULPA A LA PRENSA

En un multitudinario acto electoral celebrado este jueves en Valencia, el líder del partido, Santiago Abascal, denunció a su vez una "campaña coordinada y sistemática" de criminalización de su formación, y lamentó el "corporativismo de los medios de comunicación".

A lo largo de esta campaña, en apariciones televisivas y actos electorales, han denunciado Abascal y su principal figura en Madrid, Rocío Monasterio, supuestas mentiras coordinadas de la prensa y, subiendo un escalón en esa estrategia, una pretendida incitación general al odio a sus militantes.

Repetidas veces en mítines y otros eventos públicos del partido, sus asistentes han insultado o abucheado a los periodistas y a los cámaras de televisión. En el cierre de la anterior campaña electoral, la del 28A, y argumentando problemas de espacio, Vox no permitió a un gran número de periodistas de diversos medios el seguimiento de su noche electoral en un hotel de Madrid, teniendo que realizar su trabajo en el exterior, en una plaza aledaña.