Sin ahondar en las causas de por qué hubo un significativo porcentaje de población que no votó en los comicios andaluces (el gran referente que siempre usan), piden continuamente que los extremeños acudan a las urnas en masa. Confían en que quedarán en primer lugar en las elecciones; por eso quieren mostrarse tranquilos y transmitir que ellos huyen de la crispación que sí invade a otros. No obstante, ganar no significa gobernar. Y además hay un importante porcentaje de indecisos que les preocupa. De manera que persisten en que se debe acudir a las urnas, hasta el punto que le dicen a la ciudadanía que sea responsable para que no gobierne la derecha (de la mano de la ultraderecha), porque supondría «el retroceso absoluto del país». Valentín García y Belén Fernández, candidatos del PSOE al Congreso de los Diputados por Badajoz y Cáceres, respectivamente, siguen la línea de su partido y repiten una y otra vez: «No a la abstención».

El PSOE cuenta con cuatro escaños en Extremadura (el PP suma cinco), dos por cada provincia, y aspira a mejorar los resultados y a continuar habitando la Moncloa. De hecho, ambos candidatos, que se estrenarán en Madrid, casi sin darse cuenta hablan más como diputados que como aspirantes.

Las listas

Subrayan que su elección como primeros en la lista representa «la pluralidad que hay en el partido». Se refieren a que hubo un empate de «sensibilidades». Valentín García fue el elegido de Guillermo Fernández Vara, presidente de la Junta, por su compromiso cuando al PSOE le tocó estar en la oposición, un hábitat que no habían probado nunca en la región. «Una fase de aprendizaje absoluto, una escuela de vida, eso sí que fue un master y no el de los otros», ironiza. Mientras que a Belén Fernández la designó directamente el líder Pedro Sánchez por su apoyo en la campaña de primarias. «Nunca había tenido un cargo de este tipo y lo afronto con mucha ilusión», manifiesta. Aunque lo cierto es que, tras la moción de censura y la llegada de los socialistas a la Moncloa, durante escasos minutos existió una nota de prensa enviada desde Madrid que la nombraba delegada del Gobierno en Extremadura: «Pero eso fue un absoluto error de comunicación, yo nunca había tenido esas aspiraciones», quiere aclarar.

Ahora van todos a una para afrontar el 28-A después de que Vara apoyará a Susana Díaz frente a Sánchez. Los trapos sucios en casa. De puertas para afuera hay que mostrar unión.

«Contra la corrupción»

Ante la reiteración de que los ciudadanos acudan a las urnas como tabla de salvación, cuando se les pregunta si no parece más una petición en contra de los otros que a favor del PSOE, responden rápidamente que «no». «Lo que transmitimos es que no participar hace que otros elijan por ti. Si la gente se queda en casa no podemos construir hospitales ni carreteras. No le decimos que voten en contra de la derecha, sino por una España limpia, digna, sin corrupción y que fomente la igualdad. A la derecha no se le gana con el miedo, sino con políticas de izquierda».

También defienden que en la campaña electoral se necesitan lemas sencillos, «que no simples», para tomar una decisión. ¿Pero en estos momentos funciona mejor una frase que levantar la bandera de España? «El independentismo ha hecho mucho daño y la gente ha expresado el dolor con los símbolos. Ahora hay una guerra de banderas entre ellos, los nacionalistas españoles y la ultraderecha, que mueven metros y metros pero después quieren bajar el salario mínimo», expresa con indignación García.

«Es uno de nuestros símbolos -continúa- y lo respetamos, pero ser patriota es trabajar a diario para que el país avance, por la igualdad de oportunidades, no levantar una bandera». «Pedro Sánchez -prosigue García con tono y actitud de mitin- está ganando el debate de la ideas, mientras que Ciudadanos y el Partido Popular están simplemente comprando las suyas a la ultraderecha».

«Es que a ellos le resulta rentable crear crispación y llevarla a la sociedad», apostilla Fernández.

¿Pactos?

Cuando se les plantea cómo ven el reparto de escaños y la aritmética para formar gobierno, ahora miran a Unidas Podemos con otros ojos y nos descartan a la formación liderada por Pablo Iglesias como socio preferente, aunque tampoco son realmente claros al respecto por lo que pueda pasar. Se agarran al clásico «no es hora de hablar de pactos». García manifiesta: «Siempre que la izquierda abandone tentaciones de sorpasso, será bueno para la mayoría social».

¿Y los proyectos para Extremadura? Destacan los que son comunes a los demás partidos: el servicio ferroviario y el reto demográfico para que los pueblos no se mueran. Y ciertas promesas que llevan años coleando, como es el caso de la autovía Cáceres-Badajoz: «El compromiso del Gobierno es que se haga en la próxima legislatura», afirma Fernández dando por hecho que Pedro Sánchez seguirá siendo presidente y que esta vez sí habrá dinero para esta infraestructura.

Y la apuesta por la energía fotovoltaica, puesto que ha sido precisamente el Gobierno socialista (obligado por Europa) el que ha puesto fecha de cierre a la central nuclear de Almaraz (dentro de una década, eso sí). Aseguran que serán capaces de reemplazar los puestos de trabajo que crea esta planta (alrededor de 2.900 sumando los empleos directos, indirectos e inducidos) con proyectos basados en fuentes limpias. Y rescatan el término de la economía verde y circular como línea a seguir, esa extensa idea que presentó Guillermo Fernández Vara y que es una gran teoría. «Hay 8.000 millones de euros de inversión privada en energía renovables en todas las zonas rurales de Extremadura», recuerda García.

El debate...

En plena campaña electoral no se permite ni un solo cuestionamiento al jefe. De manera que cuando se les pregunta que qué les parece que Pedro Sánchez no quisiera asistir al debate de Televisión Española, el ente público, y sí al de un canal privado (en el momento en que se desarrolló esta entrevista solo había trascendido el primer rechazo del presidente del Gobierno a acudir a TVE), ambos lo defienden asegurando que «todo es entendible» y «todo está justificado». Aunque García sí reconoce que «es llamativo». ¿Táctica para meter a Vox y dividir aún más a la derecha? «Vox juega a la ambigüedad», se limita a contestar Fernández.

Esa es una de las cartas que juegan. La otra es no entrar en la confrontación directa: «Nosotros lo que hacemos es explicar nuestro programa, no decimos barbaridades». Aunque, a veces, es inevitable entrar en el ataque: «No podemos responder a los de Camela», apunta García. Se refiere a las declaraciones de José Antonio Monago, candidato del PP a la presidencia de la Junta, en el mitin con su líder Pablo Casado, en el que hizo una defensa de este grupo de música.

Y sigue: «Cuando éramos pequeños y nos explicaban el misterio de la Santísima Trinidad, nos costaba mucho entenderlo. Si nos hubieron puesto como ejemplo a estos tres (PP, Ciudadanos y Vox) lo hubiera comprendido a la primera: tres partidos distintos y una sola derecha», bromea.

Ironías de la vida, Valentín García tendrá que trabajar en un ambiente, el del Madrid, en el que la influencia de Iván Redondo es más que evidente en el partido. El que fuera asesor clave de Monago en Extremadura (y dejara una huella imborrable en los socialistas extremeños que no han olvidado) lo es ahora de Pedro Sánchez. ¿Preparado para ese momento? Primero un silencio, después una sonrisa... «La verdad es que aún no me ha dado tiempo de pensar en eso. Esa cuestión no ha formado todavía parte de mis reflexiones», responde.